lunes, 6 de julio de 2009

Los Libros Malditos y los Hombres de Negro


Los HOMBRES DE NEGRO representan una sinarquía que tiene como base (abominable, por cierto) hacer desaparecer los libros que hablan de los secretos de la Naturaleza, del lenguaje de los animales, de las fuentes de saber desconocidas que se encuentran latentes en el hombre.

Permanentemente la conspiración continúa de un modo silencioso e irreversible; sus huellas las podemos encontrar tanto en Oriente como en Occidente.

Libros tales como Die Rosenkreuzer; Zur Geschichte einer Reformation; La magia negra, de Estanislao de Guatia; Estudios de los Mahatmas, sus misterios y sus soluciones, de Saint Yves d'Alveeydre, desaparecieron sin dejar rastros. No obstante, he podido tener acceso a otros libros que se encuentran dentro de la categoría de los "prohibidos". Los más interesantes son, según mi criterio, El papiro Voynich, Nefer-Ka-Ptah y el Libro de Thot, y Las estancias de Dzyan.

EL DOCUMENTO VOYNICH
Las Islas Británicas se destacaron durante los siglos XVI al XVIII por su soberanía marítima y la hegemonía de su Armada. Fue un país que dio al mundo los más avezados "Lobos de Mar".

La idea de lanzarse a los mares y a su conquista fue de un solo hombre, de origen inglés: su nombre es John Dee. Fue él quien concibió la idea de un meridiano básico: el de Greenwich, así como también fue él quien introdujo por primera vez dos globos terráqueos, que trajo desde Lovaina junto con los instrumentos de navegación marítima. Un solo hombre conquistó la fama que incluso hoy tienen las Islas Británicas como soberanas del mar. Pero, ¿quién era John Dee? Nació en Londres en el año 1527 y falleció en 1608. Era notorio por sus extraordinarios conocimientos de matemática y también por ser un destacado científico inglés.

Cursó estudios en la Universidad de Cambridge y se distinguió por su elocuencia e inteligencia. Inteligencia que, si bien lo llevó a ocupar posiciones destacadas, también fue la que lo condujo a la expulsión directa de la mencionada Universidad. John Dee era amigo de fabricar desde muñecos mecánicos hasta extrañas computadoras. Fue un cerebro excepcional, pues en 1540 nadie había pensado en construir algo así.

Durante el mes de junio, en la Universidad, se efectuó una representación de teatro de Shakespeare, a la que asistió lo más selecto de la sociedad británica. Para esa oportunidad, John Dee fabricó un enorme escarabajo mecánico, que provocó el pánico y causó que se suspendiera la función. Ello supuso que se procediera a la expulsión definitiva de este inquietante hombre de la Universidad de Cambridge. Los jueces dictaminaron que Dee había cometido... brujería. Para finalizar este breve comentario, el 23 de mayo de 1581 fue una fecha especialísima para John Dee, pues, tras varias tentativas en el terreno de la física y de la química, logró crear el "espejo mágico", un espejo de color negro, construido con antracita.

Este espejo se conserva intacto en el Museo Británico. La fórmula para mirar en él y descubrir mundos dimensionales se la llevó John Dee a la tumba.

John Dee dedicó gran parte de su vida a recorrer el mundo y coleccionar extraños escritos, que, por lo general, eran de papiro muy antiguo. Nunca se supo de dónde los sacaba, o quién se los conseguía.

Durante el reinado de Enrique VIII, el duque de Northumberland se dedicó a quitar de circulación todo escrito cuyo contenido fuese poco claro o tocase el tema de la brujería; para ello requisó todos los monasterios del reino, que eran los lugares por excelencia donde se guardaba por siglos semejantes obras.

El duque era amigo de Mr. Dee; en una oportunidad, realizando requisas, encontró en una pequeña abadía en el Condado de Essex un manuscrito cuyas páginas semejaban papiro. El texto estaba escrito en forma cifrada y había sido copiado del original (según rezaba el Prólogo) por Roger Bacon, considerado el gran mago de su siglo.

El Prólogo decía lo siguiente: "Esta es copia fiel del original que se encuentra guardado bajo las montañas que corren sobre la costa Oeste de un lejano lugar situado en el extremo sur del planeta".

Teniendo en cuenta que el "copista" del manuscrito, el científico Roger Bacon, había nacido en 1214 y dejado de existir en 1294, queda bien claro que no se había descubierto América, y sin embargo, de acuerdo a la mención del Prólogo, ese "lejano lugar" que tiene una cadena montañosa que corre sobre su límite Oeste: la Cordillera de los Andes, sería un país del extremo Sur de América.

Como ya se ha dicho, el Duque de Northunberland y John Dee eran amigos; cuando el primero encontró en Essex el manuscrito de Roger Bacon. Luego de leer el Prólogo y ver que las páginas interiores estaban escritas de forma cifrada, recordó que Mr. Dee era aficionado a coleccionar papeles extraños y se lo regaló.

John Dee trató de descifrarlo, pero no pudo. Sólo logró establecer que la primera parte del escrito decía que ese libro contenía "los secretos de los mundos olvidados y subyacentes".

En 1586 John Dee regala al emperador Rodolfo II el famoso libro-papiro. A partir de 1666 el misterioso documento pasa de mano en mano y recorre el mundo gratuitamente; nadie logra descifrarlo; hasta que en 1962 llega a Estados Unidos, y se encuentra a la venta hasta nuestros días. Su valor sobrepasa el millón de dólares; un tal Kraus, alemán residente en Nueva York, es quien lo tiene, esperando un posible comprador.

La historia del manuscrito, denominado en la actualidad Documento Voynich, es la siguiente:

Luego de la desaparición de Dee en 1608, nadie se ocupa del Documento Voynich hasta el año 1666, en que el doctor Marcue Marci, rector de la Universidad de Praga, envía el escrito al jesuita Kircher, experto en criptografía y codificación, para su interpretación; fue inútil, no logró desentrañar el misterio.

Se pierde el rastro del Documento hasta 1914, en que se lo vuelve a encontrar en el pueblo de Frascatti, Italia: era propiedad de unos jesuitas que allí tenían un convento, lugar donde se guardaba el Documento.

El famoso e indescifrable escrito tomará el nombre que actualmente lleva: Voynich, a causa de que el editorialista, W. Voynich, es quien compra a estos jesuitas el extraño documento en ese año. Se lo lleva a Estados Unidos. En 1916, un caballero de los tantos que habían sido consultados con la finalidad de descifrar el documento, el señor Adolph Cyrus Roidingereht, pide poder hacerlo, pues uno de sus antepasados había sido amigo de Roger Bacon y regaló a su pariente una guía de traducción de un código secreto que utilizaban los habitantes protohistóricos del extremo Sur del planeta y que actualmente obraba en su poder por derecho de legado.

Al poner el señor Roidingereht manos a la obra descubre que el libro hablaba de una civilización desaparecida cuyos integrantes eran seres de no más de un metro de altura, y que dominaban la fuerza de gravedad, que poseían máquinas que les permitían horadar la roca construyendo grandes ciudades subterráneas y que intercomunicaban con el resto del planeta por debajo de la Tierra; inclusive nombra una máquina llamada "Nilotrosa" (¿alguna relación entre el río Nilo, los egipcios y sus avanzados conocimientos de psicotrónica?).

Asimismo muestra un mapa celeste de un sector desconocido del firmamento donde aparentemente figuran dos lunas y dos soles.

Cada página del Documento está pintada de un color diferente, todos ellos muy vivos y brillantes, semejantes a los del aura humana. Sobre una de estas páginas hay una especie de diccionario de botánica con plantas dibujadas, que son muy singulares: algunas de ellas parecen tener ojos; son especies desconocidas en nuestro planeta.

Hasta aquí lo que pudo descifrar Roidingereht del Documento Voynich, pues el 22 de enero de 1917 desapareció misteriosamente sin dejar rastro: daba la impresión de haberse visto obligado a huir precipitadamente, pues su pipa aún humeaba sobre el cenicero; sin embargo, el indescifrable libro había quedado abierto en una de las partes donde figuraban los planos de una extraña máquina semejante a la de las turbinas de los modernos jets... a un costado de una hoja un modelo a escala de lo que sería en la actualidad el avión Concorde...

Posteriormente, en 1919, el decano de la Universidad de Pennsylvania, William Newbold, se dedicó a la tarea de continuar descifrando el Voynich.

En 1921, ante una rueda de prensa dijo haber descifrado cosas interesantísimas en el Documento y se dispuso a dar una serie de charlas sobre el particular, pero extrañamente, no pudo llevar a cabo esta tarea; luego se contradijo y cada vez fue más difícil llegar a él.

Los Hombres de Negro comenzaron su tarea de contra-ofensiva, el mundo no debe enterarse de que existen famosos "agujeros negros" en nuestra galaxia, ni tampoco la fuerza energética que en ellos se acumula.

Newbold comienza a recibir amenazas, algunas de ellas escalofriantes; muere en 1926 y, al igual que Bacon, se lleva el secreto a la tumba.

Sin embargo, aún hasta nuestros días es ardua la tarea de estos "conspiradores contra el conocimiento oculto"; somos muchos los que poseemos fotografías de las páginas del extraño documento. Es preciso que el mundo conozca el verdadero contenido del Voynich. Una pequeña parte del protohistórico documento dice así:

"Posee el ser humano una energía muy especial que se gesta en la parte superior del cerebro y su medida es la del ‘volucielo’. Esta es la tercera organización cerebral independiente, cuya sede se encuentra en la columna vertebral. Cada zona intervértebra tiene relación particular con el conocimiento asequible por el ser humano y actúa a modo de archivo o depósito. Las zonas intervértebras están relacionadas íntimamente con el conjunto ‘sonomedular’, que tiene, al igual que el volucielo, su centro de actividad en la parte superior de la cabeza".

Esto es una llamada de atención al mundo y a los Hombres de Negro. Al mundo porque el Documento Voynich habla de una "Tercera Organización Cerebral", que es aquella mediante la cual las civilizaciones desaparecidas lograron sus impresionantes conocimientos, dado que sabían poner en funcionamiento ese "sonomedular" cuya utilización significa descubrir nuestra identidad divina.

Ya es demasiado tarde para que los Hombres de Negro puedan rescatar la enorme cantidad de copias del Documento Voynich que circulan alrededor del planeta, y si seguimos descifrando el famoso pero no menos temible Documento, tal vez descubramos la verdadera identidad de este grupo cuya misión es implantar el "Reino de la Ignorancia" sobre nuestro viejo y querido planeta... Tierra.

NEFER-KA-PTAH Y EL LIBRO DE THOT
El Tarot es denominado "la Clave Universal". Es una llave perdida de una cerradura encontrada. Eliphas Levy dice al respecto:

"Era un alfabeto numeral y jeroglífico manifestado mediante caracteres y números una serie de ideas universales y absolutas; luego, una escala de diez números multiplicados por cuatro símbolos y unidos junto por doce figuras representando los doce signos del zodiaco, más cuatro genios, los de los cuatro puntos cardinales".

El nombre "Tarot" deriva de Thot, personaje mitológico anterior a los egipcios. El esplendor, la gloria y el tecnicismo conservado en la civilización egipcia tiene como base las enseñanzas del Libro de Thot. La antigüedad de ese libro es de 10.000 a 30.000 años. Thot, su creador, era un escriba atlante; se le representa como un ser humano con cabeza de ibis. Su morada era Hermópolis, ciudad a la que se accedía por túneles secretos, y se la sitúa subterráneamente; su entrada principal estaba bajo la Gran Pirámide o quizá bajo la Esfinge.

Las cartas de Tarot que corresponden a las láminas del Libro de Thot aparecen por primera vez en China en el año 1120. Luego su aparición se va extendiendo a lo largo del planeta con la siguiente cronología:

1227: En Italia aparecen las cartas de Tarot bajo el nombre de carticellas.

1240: El Sinodo de Wercester declara al Tarot "juego prohibido".

1329: Alemania, el obispo de Wurzburgo condena las "páginas y figuras del Tarot".

1332: En España, Alfonso XI ordena abstenerse del juego del Tarot.

1390: Aparecen los gitanos en el cuadrilátero de Bohemia. Llegan a España en 1427, siendo portadores de extraños mazos de naipes que utilizan como "método predilecto".

1546: Se produce el primer intento de referirse al Tarot como símbolo esotérico. Guillaume Postel llega de Oriente donde realiza estudios que lo llevan a la conclusión de que TARO-ROTA y ATOR son las cuatro letras del Tetragrammaton, que significa "nombre del Señor".

1868: Se encuentra el papiro de Turín, que es publicado en París. Al ser descifrado se puede leer en él la historia de una conspiración contra el Faraón y sus consejeros con la finalidad de asesinarlo sin que medie ninguna actitud humana; la forma de llevar a cabo la macabra tarea se encontraba escrita en un extraño libro que obraba en poder de los Sumos Sacerdotes de la Gran Pirámide; al ser descubierta la conspiración sus autores se suicidaron, pero el libro no apareció.

Thot.Entrando en la época de la civilización egipcia sabemos que el faraón Ramsés II poseía el verdadero Libro de Thot. Kaumás, su hijo, es depositario del libro del conocimiento oculto, que le enseñaba cómo descifrar y dominar los secretos de las tierras, el mar, el aire y los cuerpos celestes. Asimismo confería la facultad de asimilar el idioma de los animales, devolver la vida a los muertos y obrar sobre mentes distantes y cercanas. Sin embargo, aunque poseer estos prodigiosos conocimientos podía ser algo maravilloso, Kaumás no soporta, por alguna razón misteriosa, la presencia de este libro cerca de él y decide quemarlo. No obstante, el libro no logra ser pasto de las llamas; había una razón mágica pero coherente, al ser hijo del fuego, era incombustible. Entonces lo guarda en un lugar secreto donde, una vez colocado, ni él mismo podría tener acceso.

Sin embargo, alguien tuvo acceso al tan bien escondido "libro prohibido". Nefer-Ka-Ptah, hijo de faraones, era devoto adorador de sus dioses y tenía como maestro y guía a un antiguo sacerdote de la Gran Pirámide. Dicho sacerdote conocía la existencia del Libro de Thot y sabía también el lugar exacto donde lo había guardado Kaumás.

Pocos días antes de abandonar este mundo y sabiendo que su vida tocaba fin, el sacerdote llama a Nefer-Ka-Ptah y le pide que recupere el libro que se encuentra sumergido en el fondo del río, el Nilo, aunque en perfectas condiciones, pues estaba dentro de tres recipientes que encajaban perfectamente uno dentro del otro; el peso del "Portalibro de Thot" ascendía a varias toneladas.

El cofre era permanentemente custodiado por escorpiones, serpientes venenosas y una serpiente inmortal cuya procedencia se decía era interplanetaria y había sido depositada allá por los "Eternos Custodios del Libro de Thot".

Ante la imposibilidad de realizar él solo la tarea, Nefer-Ka-Ptah, se dirigió por ayuda a un sacerdote de Isis que era mago, y el que le proporcionó (según reza el papiro de donde fue extraída esta historia) un aparato mágico para elevar objetos muy pesados. Y pensamos nosotros, ya en los comienzos del siglo XXI, ¿cómo podían poseer los egipcios una grúa hidráulica que logró sacar del fondo del río la caja, que había reposado durante años en su líquido lecho, y cortó la serpiente inmortal en dos; cuidando de destruir una de las dos mitades para que no se uniera nuevamente, formando así una nueva serpiente inmortal?

Se dirigió con el Libro de Thot al palacio y, una vez allí, abrió la primera página; un extraño destello que emanaba del libro hirió su visión, no obstante continuó leyendo; aprendió a través de sus enseñanzas el lenguaje oculto de los números; la forma de comunicarse con aquellos seres que habitan galaxias muy lejanas; métodos de clarividencia por medio del estado puro de la conciencia; la situación exacta de las entradas a los mundos dimensionales y a los mundos subterráneos; pero aprendió una ciencia que lo llevaría irremediablemente al fin de sus días por medio de la destrucción: a construir el espejo mágico que no devuelve la imagen del que se mira en él, sino las horrendas entidades que suelen dominar los pequeños y grandes actos de aquellos que no han adquirido unidad de conciencia. Desde aquel momento, Nefer-Ka-Ptah no pudo mirarse más en ningún espejo que no fuera ése, pues ningún otro reproducía su imagen. Enloqueció y una noche se quitó la vida. Cuando lo encontraron, su cabeza se encontraba apoyada sobre un extraño espejo que reproducía fielmente la imagen del faraón Nefer-Ka-Ptah; su mano derecha aprisionaba "el libro prohibido".

Thot se había vengado desde su país "más allá del río" y lo había hecho de la manera más sencilla, a decir de su libro: "Obrando sobre la mente distante o cercana de otra persona".

En el año 300 a.C. reaparece nuevamente Thot, pero con otro nombre, el conocido Hermes Trimegisto, creador de la alquimia. Comienza entonces la etapa de los magos, más conocidos como alquimistas, cuyo conocimiento, según ellos mismos afirmaban, les había sido transmitido por medio de un libro que poseía Hermes; sin embargo, aquellos "alquimistas" que decían poseer el saber oculto por medio de un libro hermético, que no era otro que el Libro de Thot, sufrieron accidentes fatales.

Dentro del Corpus Hermeticus, hay un texto, el "Asclepius", en el que se comenta el poder casi absoluto que poseían las civilizaciones desaparecidas. Dice así:

"Nuestros antepasados construyeron estatuas y, mediante un libro desconocido y de una sabiduría inexplicable, lograron establecer contacto con la civilización que los precedió y éstos le enseñaron a crear almas; luego las estatuas sin vida se convirtieron en sus grandes dioses".

Luego continúa: "Estos señores que estaban presentes y en actividad en los tiempos en que Jesucristo vino a la Tierra se retiraron durante la decadencia de la civilización egipcia hacia su morada eterna e inmortal que se encuentra situada más allá de las montañas de Libia".

Sin embargo, nos preguntamos nosotros, que vivimos ya en el siglo XXI, ¿cómo circulan en este momento barajas de naipes denominadas Tarot? Se sabe que son copia bastante fiel de aquellas láminas que llevaron al desastre a Kaumás y a Nefer-Ka-Ptah.

La historia de la difusión de los Tarots comienza en los albores del siglo XV.

La Orden del Temple tuvo acceso en una oportunidad al ya famoso y temido libro de Thot: todo lo que hizo fue copiar las imágenes que ofrecían unas láminas y luego realizó un fichero de ellas, que llegan a nuestros días bajo el nombre de Barajas de Tarot.

Según Christian Pitois, funcionario de la época de Napoleón III, estos Tarots encierran el verdadero conocimiento oculto del Libro de Thot, pero al ser en este momento accesibles a cualquiera resulta mucho más fácil de lograr que sus secretos no sean revelados que si aún se lo catalogase de Libro Prohibido. Una ágil y estratégica maniobra de los Hombres de Negro para lograr mantener el verdadero secreto del Libro de Thot es permitir su natural circulación.

Evidentemente el ser humano aún no ha llegado a comprender que, cuanto más simple y puro es el conocimiento, es cuando verdaderamente encierra el gran secreto, el cual no se advierte por estar a la vista.

Se sabe que el Libro de Thot reposa tranquilo y custodiado por seres inmortales; sin embargo, no habrá de encontrarse nuevamente hasta el momento en que se logre penetrar en las cámaras subterráneas que aún permanecen inaccesibles para los investigadores.

LAS ESTANCIAS DE DZYAN Y MADAME BLAVATSKY
Uno de los libros más temidos y escondidos por los ocultistas, debido a su origen extraño e ignoto, es, sin lugar a dudas, Las estancias de Dzyan.

A finales del siglo XVIII y en los albores del XIX el astrónomo francés Bailley hace alusión a un libro llegado de la India, pero cuya procedencia era... venusina.

Ya en pleno siglo XX, Louis Jacolliot da al enigmático libro el nombre al que se hace referencia en esta parte.

Como uno más de la larga lista de libros cuyo contenido parece poseer dinamita, también éste determina que aquellos que lo poseen sufran extraños accidentes, por lo general fatales.

Sin embargo, es Madame Helena Petrovna Blavatsky quien por primera vez introduce Las estancias de Dzyan en lo que solemos llamar "nuestro planeta".

Extraña mujer, Madame Blavatsky. Una breve historia de su vida nos llevará mejor a encaminarnos por los peligrosos senderos de Las estancias de Dzyan.

Nació el 30 de julio de 1831, bajo el signo de Leo. Era una niña precoz que solía llamar la atención de cuantos la rodeaban. Se rebelaba contra toda rutina exigida. Era exclusiva, original, agotaba la paciencia de aquellos que fueron sus maestros de escuela; pero asombraba su enorme capacidad para aprender lenguas extranjeras, así como su facilidad para asimilar los conocimientos.

El secreto de su magnetismo residía en sus innegables y, a la vez, extraordinarios poderes psíquicos. Los elementos naturales innatos de los que se valía Helena Blavatsky para producir sus extraños fenómenos eran los siguientes:

1. Un enorme bagaje de conocimientos mágicos, sumados a su contacto con maestros ocultos.

2. Su formidable intuición en relación con los problemas filosóficos, el origen de las razas, los fundamentos de las religiones. Su enorme facilidad para descifrar símbolos cabalísticos sumamente primordiales.

3. Las circunstancias que rodeaban a su persona. Incendios voraces cuyas llamas no quemaban; aparición de dibujos y escrituras en papeles en blanco; materialización de objetos perdidos; campanas que sonaban sin que nadie las tocase, etc.

Madame Blavatsky tiene acceso al libro Las estancias de Dzyan de una forma misteriosamente dramática. El enigmático Libro de Dzyan (así lo llamó nuestra protagonista) se encontraba, y se encuentra aún en nuestros días, en la "Gran Biblioteca Universal" cuya "sede central" está situada en una enorme estancia de algo más de 250 m de profundidad bajo el cordón de la vertiente del Himalaya, y es propiedad del Rey del Mundo. Nadie, absolutamente ningún ser humano tiene acceso al Gran Libro de los Misterios Develados. No obstante, Helena Blavatsky tuvo acceso a él por "imposición" de su maestro.

Una tarde, encontrándose Madame Blavatsky en El Cairo, ve materializarse, ante sus acostumbrados ojos a este tipo de fenómenos, un libro que no poseía tapas sino que eran tablillas labradas de símbolos. Como comprendía todo tipo de simbología, comenzó a notar las enseñanzas que le brindaban esas tablillas y así tuvo acceso al conocimiento más extraordinario que puede tener el ser humano.

El coronel Olcott dejó de existir el 17 de febrero de 1907, en la India. Tuvo oportunidad de leer en vanas ocasiones manuscritos que él dejó a su amigo, Mr. Jefferson Crew, y cuyo hijo, a su vez, es en la actualidad uno de mis amigos.

Obran en poder de Jefferson Crew (hijo) aquellos papeles arriba mencionados, que son una especie de Diario que comienza el día 17 de febrero de 1879, día en que el coronel Olcott pisó por primera vez tierra hindú y donde permaneció hasta el día de su muerte.

Olcott era un gran amigo de Helena Blavatsky, al punto de haber recorrido el mundo a su lado, como amigo, protector y colaborador.

He ojeado el diario de Olcott muchísimas veces y se puede decir que, durante 28 años, este señor recopiló asuntos realmente interesantes sobre Blavatsky. En el capítulo que se refiere a Las estancias de Dzyan se lee lo siguiente, tomado directamente al dictado de Madame Blavatsky:

"La palabra ‘cainismo’ significa ‘Religión-Sabiduría’, una antigua religión, de más de 85 siglos, que fue patrimonio y fuente de enseñanza de aquellos seres que habitaban el planeta bajo el nombre de ‘Iniciados’, seres venidos de las estrellas.

La raza de los hombres venidos de las estrellas, ‘Iniciados’ de orden sumo, se denominaban: CAINA o INCA, que regían en aquel momento los pasos de la Humanidad y que luego volvieron a sus refugios subterráneos para seguir rigiendo, hasta nuestros días, los vacilantes y temerosos pasos de un mundo en decadencia que es la Tierra. Los cainas habitaban junto al Rey del Mundo.

Las palabras Dzan, Djan, Dzyan, Jana o Dhyana, no son otra cosa que la forma en que los cainas o incas denominaban a su ‘Religión-Sabiduría’.

Algunos de los pasajes de Las estancias de Dzyan son los siguientes:

1. El Eterno Padre, envuelto en sus siempre invisibles vestiduras, había dormitado una vez más por Siete Eternidades.

2. El Tiempo no existía, pues yacía dormido en el Seno Infinito de la Duración.

3. La Mente Universal no existía, pues no había vehículo para contenerla.

4. No había Desdichas porque no había quien la produjese.

5. Sólo había Tinieblas.

6. No había Silencio.

7. No había Sonido.

8. El Uno es Cuatro y los Cuatro toman para sí los Tres y su unión determina el Siete.

Olcott y Madame Blavatsky.El Libro de Dzyan contiene, entre otras cosas, la construcción de armas que funcionan por energía atómica. Quien pueda tener acceso a este libro excepcional creerá estar leyendo una novela de ciencia-ficción.

Los ocho pasajes que he mencionado nos dan la pauta de que hace ya cientos de siglos la energía atómica era utilizada y había desencadenado una catástrofe de enorme magnitud".

Hasta aquí lo expuesto por el coronel Henry Steel Olcott en su diario particular.

El hecho de haber tenido en su poder el famoso libro fue la causa de las vicisitudes vividas por Helena Blavatsky y que paso a enumerar:

Año 1852: Madame Blavatsky se dirige a la India, allí obtiene, se desconoce por qué mediación, un ejemplar completo del Libro de Dzyan; lo lleva con ella a todos lados y jamás se desprende de él. Es en esa época cuando es más notoria su predisposición paranormal; indudablemente era poseedora por ese entonces del "Secreto de la Gran Magia".

A partir de 1855, encontrándose en Calcuta, comienza a recibir avisos. En éstos se le dice que "si no devuelve a su verdadero dueño el Libro corre serio peligro". Ella hace caso omiso de estas amenazas y continúa utilizando el conocimiento oculto del libro.

En 1860 cae gravemente enferma, desconociéndose el mal que la aqueja, por no poder establecer los médicos un diagnóstico clínico acertado a causa de los extraños síntomas.

Hasta 1863, con el libro y la enfermedad a cuestas, huye de un lado a otro por Europa y Asia; la persiguen.

En el año 1870, cuando regresaba desde Oriente a bordo de un barco que cruzaba el Canal de Suez, se produce una explosión demoníaca que termina con el barco y sus ocupantes; sólo una persona y un objeto se salvan milagrosamente del atentado, Madame Blavatsky y el libro Las estancias de Dzyan.

En 1871 se dirige a Londres para dar una conferencia de Prensa. Alguien en medio de esa reunión dispara contra ella; cuando se logra apresar al presunto asesino, éste atestigua que no sabía lo que hacía; su mente fue teledirigida y no pudo resistir la orden. ¿Quién poseía o conocía en esa época poderes capaces de influir en la mente humana? ¿Tal vez ondas emitidas por una sensible maquinaria que funcionara con energía atómica?

Temerosa de que le roben el "Libro" que aún obraba en su poder, decide guardarlo en la caja fuerte de un moderno hotel inglés; el manuscrito desaparece sin dejar rastro.

Madame Blavatsky no cede en su intento de continuar dando a conocer el contenido del Libro. Reaparece nuevamente en público, pero esta vez asombra a todos: ha logrado, se desconoce por qué medios, otro ejemplar de Las estancias de Dzyan, otra vez escrito en un idioma desconocido para aquella época y aún para la actual, el "senzar"; según ella, idioma intergaláctico. Decide traducir parte del texto al inglés, y así lo hace; prueba de ello son los fragmentos que el coronel Olcott escribió en su Diario.

El presentar en un idioma conocido el perseguido libro da lugar a que sus Enemigos Desconocidos comiencen una acción despiadada que sumirá a Madame Blavatsky en un deplorable estado físico y mental.

Las estancias de Dzyan, escritas en senzar y traducidas al inglés, desaparecen misteriosamente de su lado. Helena Petrovna Blavatsky deja de existir en Londres en el año 1891; antes de su muerte, muy poco tiempo antes, escribe lo que pasaré a transcribir fielmente, obtenido nuevamente del diario del coronel H.S. Olcott, y cedido gentilmente por mi amigo Jefferson Crew (hijo):

"Yo, Madame Blavatsky, que pronto habré de morir, visto que estoy injustamente condenada, manifiesto que los fenómenos que son causa de mi prematuro fin continuarán por siempre jamás. Pero, muerta o viva, imploro a mis hermanos y amigos que no los den a conocimiento público para satisfacer la curiosidad de la gente que alega pretensiones científicas.

Sobre mi lecho de muerte, en Adyar, el 5 de febrero de 1885".

Una vez más encontramos a los Hombres de Negro en acción; en este caso, en particular a partir de 1855; consiguieron derrotar a Madame Blavatsky en 1891 y recuperar otro de los tantos libros cuyo contenido abriría las puertas de un mundo desconocido.

La conspiración contra el conocimiento oculto continúa; tal vez nunca acabe; el hombre del siglo XX perdió su capacidad de lucha por lograr la evolución perdida; aquella de la que nos habla o nos enseña a recuperarla el libro por el cual los Hombres de Negro llegan a... asesinar: Las estancias de Dzyan.

EL CONTENIDO DE LAS ESTANCIAS DE DZYAN
Entre los numerosos libros prohibidos con los que contaba Madame Blavatsky en su oculta biblioteca, se encontraba el enigmático Las estancias de Dzyan, del que recién hablábamos.

De origen desconocido y extraterrestre, su contenido era terrorífico y exquisito a la vez. Enseñaba la fuerza mágica que contenía el oro. Al hablar de los planetas aclara:

"Mercurio, como planeta astrológico, es más oculto y misterioso que el propio Venus, e idéntico al Mithra Mazdlita, el genio Deva establecido entre el Sol y la Luna, y el compañero perpetuo del Sol de la Sabiduría. Es el áureo Mercurio a quien los Hierofantes prohibían nombrar. Es el Argos que vela sobre la Tierra. Mercurio y el Sol son uno; Mercurio se halla tan cerca de la Sabiduría y de la Palabra de Dios (el Sol) que con los dos fue confundido".

Luego habla de las Matemáticas que conocemos y de aquellas que desconocemos. Al respecto dice textualmente en Las estancias de Dzyan:

"Cuando la ciencia oficial entre por la senda de la tolerancia, los hombres llegarán a abarcar la armonía del conjunto del Universo. Esa tolerancia sólo se encuentra en su totalidad en las Matemáticas, las cuales degeneraron en simples pruebas numéricas que invariablemente siempre acusan un error, admitido también por la ciencia oficial bajo el término ‘tolerante’. Pero el significado de esta palabra es ‘exactitud’; cuando la ‘tolerancia’ en términos matemáticos sea introducida dentro de la ciencia actual, las Matemáticas, cuna no de todas las ciencias sino de toda la energía que generó el planeta, serán mejor conocidas y comprendidas por la Humanidad. El mundo invisible está unido por una inextricable red matemática con el visible. Todo el secreto de la Tolerancia Matemática se encuentra alojado en el Principio de la Razón Inversa, o sea, el producto de dos variables, creciente la una y decreciente la otra. La fórmula pitagórica nos da la pauta de la ‘no tolerancia’ en Matemáticas; el original es:

X x Y = K

fórmula en la que X e Y son las dos variables, vale decir la dúa pitagórica y el K el valor constante de la siempre incognoscible Mónada, valor que tomado como sistema ecuacional para conocer la fórmula tolerante matemática que descorre los hilos que separan lo visible de lo invisible, debería ser tomado así: X2 = K. Al eliminar Y y quedarnos con X nos da la pauta de los "agregados" que se le han hecho a las matemáticas actuales para mantener secreto y oculto aquello que la Humanidad debe conocer.

X2 = K significa "como es arriba es abajo". Se trata de una de las leyes universales de El Kybalion, creado por Hermes.

Fabio Zerpa – Reproducido del libro "Los Verdaderos Hombres de Negro".
Más información en: Revista Digital el Quinto Hombre – http://www.fabiozerpa.com

Stendek: El misterio del avión caído en los Andes

Lancastrian Stendek
El 2 de agosto de 1947, cuando recién se hablaba de OVNIs en el mundo, un bombardero Lancaster de la segunda guerra reciclado como avión de transporte, desapareció sin dejar rastros con sus once ocupantes sobre la Cordillera de los Andes, en medio de una tormenta de nieve que asolaba la región.

En el libro "El gran enigma de los platillos volantes" (Ed. Pomaire, 1966) el investigador español Antonio Ribera relataba que en la última comunicación por radio entre el avión y el aeropuerto de Santiago de Chile, el piloto ­el capitán James R. Cook- repitió un enigmático vocablo: ¡Stendec! ¡Stendec!.

Esa palabra indescifrable y el hecho de que el avión parecía haberse esfumado en el aire, pese a las intensas búsquedas realizadas, alimentaron un misterio que fue creciendo con el paso de los años y que Ribera documentó en su libro. ¿acaso el bombardero completo había sido abducido por una nave extraterrestre?

El periodista Marcial Nikopol apunta muy bien -aunque con cierto tono escéptico- que "Stendec" (que luego mutó en "Stendek") devino en el solitario vocablo conocido de un eventual diccionario galáctico, al punto que, con los años, fue el nombre que adoptó el Centro de Estudios Interplanetarios (CEI), un organismo ufológico con sede en Barcelona, para su órgano de difusión. Con los años, la revista Stendek, publicada entre 1970 y 1981, se convirtió en una de las mejores del género (http://www.ctv.es/USERS/netcei/STE.htm).

Recién en enero del año 2000, el lento deshielo de un glaciar en el cerro Tupungato (en la frontera Argentina), dejó al descubierto los restos del viejo Lancaster bautizado "Star Dust" (polvo de estrellas), matrícula G-AWH con los cuerpos de sus tripulantes.
¿Y que hay de la expresión "stendek"? Seguramente se trató de una deformación fonética de Star Dust o bien ­como sugiere Nikopol- de stand by (en la jerga aeronáutica = "esperando instrucciones").

Lo que antes era enigma cósmico mostró su faz de tragedia humana. Pero se abrió un nuevo interrogante, según el investigador chileno Juan G. Prado, se supone que el avión transportaba 70 barras de oro de la corona británica. Además de no encontrarse un solo gramo de oro en el lugar del accidente, se comprobó que las billeteras de los tripulantes muertos habían sido vaciadas hace tiempo...

Como reflexión final, recordamos una sabia sentencia que nos dijera el Capitán Daniel Perissé: "siempre, cuando se habla de misterio es que hay ocultamiento de información".

viernes, 3 de julio de 2009

Una libertad bajo vigilancia electrónica


Nuestra libertad esta bajo permanente y alta vigilancia electrónica. Las tecnologías informáticas han permitido aumentar, lo que los especialistas llaman nuestras "huellas" (trazabilidad). Nuestras actividades, nuestras conversaciones, nuestras preferencias y nuestros centros de interés dejan huellas en múltiples sistemas informáticos que gerentan (o administran) nuestra vida cotidiana. Todos estos datos son recolectados, centralizados y memorizados por organizaciones publicas o privadas que pueden conocer a todo momento el "perfil" de cada individuo.

Bases de datos, archivos informáticos, teléfonos portátiles, Internet, relación entre tarjeta de crédito y del código de barras, red Echelon, estos son los medios por los cuales nuestra libertad es sometida a alta vigilancia...

Las bases de datos
Las bases de datos de las administraciones y de las sociedades privadas reúnen numerosos datos personales sobre millones de ciudadanos o consumidores. Estos datos son inofensivos en tanto estén dispersas, repartidas en múltiples sistemas informáticos. Pero utilizando técnicas familiares para los piratas informáticos, "organizaciones" logran y se dan los medios para acceder fácilmente a dichos sistemas, a fin de recolectar y centralizar todas estas informaciones.

Numerosas sociedades creadas estos últimos años (principalmente en los Estados Unidos) están especializadas en la recolección de datos individuales, oficialmente para fines comerciales. Pero estos archivos o bases de datos privados empiezan a reunir millones de perfiles individuales muy precisos de los consumidores repartidos en el conjunto de los países occidentales. Las informaciones de estos archivos o bases de datos son vendidos a cualquiera que desee comprarlos.

La tarjeta de crédito relacionada al código de barra


Los gastos efectuados mediante una tarjeta de crédito permiten retrazar nuestros desplazamientos, pero también de conocer muy precisamente los productos comprados por una persona.

Para optimizar la gestión de los stocks (almacenamientos) y la contabilidad, los sistemas informáticos de las tiendas memorizan de manera combinada los números de la tarjeta y códigos de barra de los productos comprados. Si por ejemplo el producto es un libro, el código de barra permite saber QUE libro, y de esa forma recabar el perfil cultural o político del comprador..

La relación del código de barra y de un numero de tarjeta de crédito significa una relación automática de productos identificados con consumidores también identificados.

Los teléfonos portatiles


Todo el mundo sabe que con un receptor de tipo scanner (cuyo uso es ilegal pero cuya venta esta autorizada), es muy fácil para cualquiera realizar escuchas telefónicas de teléfonos portátiles.

Lo que se sabe menos, es que el teléfono portátil permite localizar a todo momento su propietario, mismo fuera de comunicación, en posición de encendido.

Porque para recibir una llamada, es técnicamente indispensable que los sistemas del operador puedan localizar al abonado (usuario), para determinar la célula (electrónica) local que le transmitirá la llamada. Los teléfonos portátiles emiten entonces en permanencia una señal para indicar su presencia a las células más próximas.

El teléfono portátil es entonces un verdadero collar electrónico. Un collar voluntario, y pagado por quien lo porta.

La red Echelon
La red Echelon es un sistema automatizado de escucha de las comunicaciones, sea cual sea su soporte: teléfono, fax, e-Mail, satélites.

La red Echelon ha sido puesta en funcionamiento desde hace 20 años y en el más grande secreto por 5 países anglo-sajones: los Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. La red Echelon es principalmente controlada por la NSA, la agencia de información electrónica americana.

La genial idea de Echelon es de utilizar las tecnologías de reconocimiento vocal para hallar automáticamente palabras-claves en las conversaciones bajo vigilancia. Las palabras-claves a hallar son seleccionadas por los oficiales de Echelon, en función a la coyuntura y los objetivos del momento.

La técnica de escucha siendo automatizada, un gran numero de las comunicaciones en el mundo pueden ser grabadas y tratadas cada día. Solo las comunicaciones conteniendo las palabras-claves son seleccionadas para un análisis humano.

Echelon puede así analizar 2 millones de conversaciones por minuto. Cada día. Echelon intercepta 4,3 mil millones de comunicaciones, es decir casi la mitad de los 10 mil millones de comunicaciones intercambiadas cotidianamente en el mundo..

La existencia de esta red fue revelada a los medios de comunicación social recién en 1998, en ocasión de un informe del Parlamento Europeo (rapport du Parlement Européen), el cual reprochaba a Echelon de violar "el carácter privado de las comunicaciones de no-americanos, así como a gobiernos, sociedades y ciudadanos europeos".

Internet
No hay mas transparente que la red internet. Con los softwares adecuados, cualquiera puede indagar las informaciones consultadas por un internauta.
El usuario de internet es además fácilmente identificable gracias a los datos personales almacenados por el navegador y el sistema. Los datos sobre nuestra identidad son "interrogables o verificables a distancia", así como el contenido del famoso archivo "magic cookie". Este archivo guarda la huella de ciertos sitios Web visitados en el cual se graban informaciones a fin de identificar los usuarios y memorizar su perfil.

Microsoft e Intel
El premio del Big Brother (Gran Hermano) electrónico le toca de forma incuestionable a Microsoft, con sus sistema Windows y su navegador Internet Explorer, que guarda un numero de identificación del usuario, el GUID (Globally Unique Identifier). Este numero de identificación es enseguida registrado y grabado en todos los documentos creados con las aplicaciones de Microsoft Office. Puede ser consultado a distancia por Internet por medio de comandos especiales previstos por Microsoft.

El sistema Windows e Internet Explorer integran otros comandos especiales que permiten sondear e indagar el contenido del disco duro del usuario, sin conocimiento de éste, durante sus conexiones a Internet. Microsoft ha reconocido la existencia de estos comandos especiales y del GUID.

Según un informe elaborado en 1999 por el Ministerio francés de la Defensa, existiría una relación entre Microsoft y los servicios de informaciones americanos, y de sus miembros de la NSA los cuales trabajarían dentro de los equipos de Microsoft. Este informe hablaba también de la presencia de programas espías ("back-doors" en los softwares de Microsoft.

Por su lado, Intel igualmente ha fijado, en los micro-chips Pentium III et Xeon, un numero de identificación consultable a distancia.

La solución para proteger nuestra vida privada et sus datos: utilice un Macintosh (o el sistema GNU-Linux), y navegue sobre el Internet con Netscape en vez de Internet Explorer.

La futura billetera electrónica
El monedero o billetera electrónica, actualmente en fase de prueba, esta llamado a reemplazar totalmente el dinero liquido. Bajo la forma de tarjeta con microchip, este monedero memorizara igualmente datos sobre nuestra identidad. Además del hecho de ser un nuevo buzo electrónico de nuestros desplazamientos y nuestras compras, el monedero combinado con la desaparición del dinero liquido (papel y monedas) convertirá a los individuos totalmente dependientes de los medios de pagos electrónicos.

A partir de ese momento, una futura dictadura mundial solo tendría que "desconectar" de los sistemas informáticos a cualquier individuo molestoso o incomodo, y éste no tendría la posibilidad de comprar para alimentarse o desplazarse.

El "sistema de vigilancia total"
Les attentats du 11 de septiembre 2001 han sido el pretexto para una vasta operación de reducción de las libertades publicas. En Novembre 2002, un nuevo paso ha sido franqueado por George W. Bush, en nombre de la "seguridad interior". La administración Bush va a establecer un sistema de vigilancia bautizado "Total Awareness Information System", el cual va a legalizar lo que se practica ilegalmente desde hace algunos años.

El sistema tendrá por función de explorar todas las bases de datos del planeta para reunir todas las informaciones sobre la vida privada del conjunto de los ciudadanos americanos, y probablemente también de los ciudadanos de todos los países del mundo. Nada de lo que hagamos y leamos será ignorado por este súper Big Brother: correo electrónico, fax, comunicaciones telefónicas, cuentas bancarias, tratamientos médicos, compras de billetes de avión, suscripciones a periódicos o revistas, consultas en el Internet...

Via: PuntBlue

Lo que verían los extraterrestres si captaran nuestras transmisiones de TV



El gráfico de AbstruseGoose (después del salto) nos muestra lo que las civilizaciones extraterrestres estarían viendo en este momento si pudieran monitorear trasmisiones de televisión de la Tierra, de esas trasmisiones del pasado que ingresaron al espacio y se propagan a un velocidad constante (velocidad de la luz).

Tal vez les recuerde la película Contact, basada en la novela de Carl Sagan, en la parte en donde Ellie lograba captar una señal aparentemente extraterrestre y en esta se veían imágenes de Hitler en la Segunda Guerra Mundial.
En la vida real la captación de señales extraterrestres por medio de ondas electromagnéticas no ha dado resultados, a pesar de los esfuerzos del proyecto SETI que hasta la fecha solo ha descubierto la “Señal WOW!” de la que aún no se ha definido su origen.

En el 2004 los resultados de investigación de Mark Newman de la Universidad de Michigan revelaron la posibilidad de degradación de las señales terrícolas a ruido aleatorio (similar la radiación térmica de una estrella), es decir, si en la realidad un E.T. perdido en la Tierra en 1982 tratara de comunicarse con sus padres y estos estuvieran en este momento cerca de la estrella Fomalhaut (aprox. 25 años luz), captarían la señal pero posiblemente no reconozcan el mensaje para entonces.

Pero siendo más optimistas sobre el alcance que tendrían muchas de las transmisiones de televisión terrícolas en el espacio exterior, en este momento civilizaciones cercanas a algunas estrellas lejanas estarían recibiendo trasmisiones viejas: Fomalhaut (El comercial de Apple en el Super Bowl), Zeta Reticuli (El final de la temporada original de Star Trek), Mu Arae (Los Intocables), Pi Mensae (Los primeros Emmy Awards) y Aldebaran (La segunda Guerra Mundial).

Claro que en este último caso si los hombrecitos verdes tuvieran el interés de conocernos después de captar estas trasmisiones, necesitarían naves con una velocidad warp o un agujero de gusano para visitarnos en la época actual.


electromagnetic_leak

Link: The Aliens of the Star Iota Horologii Are Just Watching Captain Kangaroo Now (Gizmodo)

Link: Articulo original Via Fayerwayer

Herbert West, Reanimador - Cap. 4

El grito del muerto
H.P. Lovecraft

(se me acabaron las imagenes)

El grito de un muerto fue lo que me hizo concebir aquel intenso horror hacia el doctor Herbert West, horror que enturbió los últimos años de nuestra vida en común. Es natural que una cosa como el grito de un muerto produzca horror, ya que, evidentemente, no se trata de un suceso agradable ni ordinario. Pero yo estaba acostumbrado a esta clase de experiencias; por tanto, lo que me afectó en esa ocasión fue cierta circunstancia especial. Quiero decir, que no fue el muerto lo que me asustó.


Herbert West, de quien era yo compañero y ayudante, poseía intereses científicos muy alejados de la rutina habitual de un médico de pueblo. Esa era la razón por la que, al establecer su consulta en Bolton, había elegido una casa próxima al cementerio. Dicho brevemente y sin paliativos, el único interés absorbente de West consistía en el estudio secreto de los fenómenos de la vida y de su culminación, encaminados a reanimar a los muertos inyectándoles una solución estimulante. Para llevar a cabo estos macabros experimentos era preciso estar constantemente abastecidos de cadáveres humanos muy frescos, porque aún la más mínima descomposición daña la estructura del cerebro humano. Y descubrimos que el preparado necesitaba una composición específica, según los diferentes tipos de organismos. Matamos docenas de conejos y cobayas para tratarlos, pero este camino no nos llevó a ninguna parte. West nunca había conseguido plenamente su objetivo porque nunca había podido disponer de un cadáver suficientemente fresco. Necesitaba cuerpos cuya vitalidad hubiera cesado muy poco antes; cuerpos con todas las células intactas, capaces de recibir nuevamente el impulso hacia esa forma de movimiento llamado vida. Había esperanzas de volver perpetua esta segunda vida artificial mediante repetidas inyecciones; pero habíamos averiguado que una vida natural ordinaria no respondía a la acción. Para infundir movimiento artificial debía quedar extinguida la vida nocturna: los ejemplares debían ser muy frescos, pero estar auténticamente muertos.

Habíamos empezado West y yo la pavorosa investigación siendo estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad Miskatonic, de Arkham, profundamente convencidos desde un principio del carácter absolutamente mecanicista de la vida. Eso fue siete años antes; sin embargo, él no parecía haber envejecido ni un día: era bajo, rubio, de cara afeitada, voz suave, y con gafas; a veces había algún destello en sus fríos ojos azules que delataba el duro y creciente fanatismo de su carácter, efecto de sus terribles investigaciones. Nuestras experiencias habían sido a menudo espantosas en extremo, debidas a una reanimación defectuosa, al galvanizar aquellos grumos de barro de cementerio en un movimiento morboso, insensato y anormal, merced a diversas modificaciones de la solución vital.

Uno de los ejemplares había proferido un alarido escalofriante; otro se había levantado violentamente, nos había derribado dejándonos inconscientes, y había huido enloquecido, antes de que lograran cogerlo y encerrarlo tras los barrotes del manicomio; y un tercero, una monstruosidad nauseabunda y africana, había surgido de su poco profunda sepultura y había cometido una atrocidad... West había tenido que matarlo a tiros. No podíamos conseguir cadáveres lo bastante frescos como para que manifestasen algún vestigio de inteligencia al ser reanimados, de modo que forzosamente creábamos horrores indecibles. Era inquietante pensar que uno de nuestros monstruos, o quizá dos, aun vivían... tal pensamiento nos estuvo atormentando de manera vaga, hasta que finalmente West desapareció en circunstancias espantosas.

Pero en la época del alarido en el laboratorio del sótano de la aislada casa de Bolton, nuestros temores estaban subordinados a la ansiedad por conseguir ejemplares extremadamente frescos. West se mostraba más ávido que yo, de forma que casi me parecía que miraba con codicia el físico de cualquier persona viva y saludable. Fue en julio de 1910 cuando empezó a mejorar nuestra suerte en lo que a ejemplares se refiere. Yo me había ido a Illinois a hacerle una larga visita a mis padres, y a mi regreso encontré a West en un estado de singular euforia. Me dijo excitado que casi con toda probabilidad había resuelto el problema de la frescura de los cadáveres abordándolo desde un ángulo enteramente distinto: el de la preservación artificial. Yo sabía que trabajaba en un preparado nuevo sumamente original, así que no me sorprendió que hubiera dado resultado; pero hasta que me hubo explicado los detalles, me tuvo un poco perplejo sobre cómo podía ayudarnos dicho preparado en nuestro trabajo, ya que el enojoso deterioro de los ejemplares se debía ante todo al tiempo transcurrido hasta que caían en nuestras manos. Esto lo había visto claramente West, según me daba cuenta ahora, al crear un compuesto embalsamador para uso futuro, más que inmediato, por si el destino le proporcionaba un cadáver muy reciente y sin enterrar, como nos había ocurrido años antes, con el negro aquel de Bolton, tras el combate de boxeo. Por último, el destino se nos mostró propicio, de forma que en esta ocasión conseguimos tener en el laboratorio secreto del sótano un cadáver cuya corrupción no había tenido posibilidad de empezar aún. West no se atrevía a predecir qué sucedería en el momento de la reanimación, ni si podíamos esperar una revivificación de la mente y la razón. El experimento marcaría un hito en nuestros estudios, por lo que había conservado este nuevo cuerpo hasta mi regreso, a fin de que compartiésemos los dos el resultado de la forma acostumbrada.

West me contó cómo había conseguido el ejemplar. Había sido un hombre vigoroso; un extranjero bien vestido que se acababa de apear del tren, y que se dirigía a las Fábricas Textiles de Bolton a resolver unos asuntos. Había dado un largo paseo por el pueblo, y al detenerse en nuestra casa a preguntar el camino de las fábricas, había sufrido un ataque al corazón. Se negó a tomar un cordial, y cayo súbitamente muerto un momento después. Como era de esperar, el cadáver le pareció a West como llovido del cielo. En su breve conversación el forastero le había explicado que no conocía a nadie en Bolton; y tras registrarle los bolsillos después, averiguó que se trataba de un tal Robert Leavitt, de St. Louis, al parecer sin familia que pudiera hacer averiguaciones sobre su desaparición. Si no conseguía devolverlo a la vida, nadie se enteraría de nuestro experimento. Solíamos enterrar los despojos en una espesa franja de bosque que había entre nuestra casa y el cementerio de enterramientos anónimos. En cambio, si teníamos éxito, nuestra fama quedaría brillante y perpetuamente establecida. De modo que West había inyectado sin demora, en la muñeca del cadáver, el preparado que lo mantendría fresco hasta mi llegada. La posible debilidad del corazón, que a mi juicio haría peligrar el éxito de nuestro experimento, no parecía preocupar demasiado a West. Esperaba conseguir al fin lo que no había logrado hasta ahora: reavivar la chispa de la razón y devolverle la vida, quizá, a una criatura normal. De modo que la noche del 18 de julio de 1910, Herbert West y yo nos encontrábamos en el laboratorio del sótano, contemplando la figura blanca e inmóvil bajo la luz cegadora de la lámpara. El compuesto embalsamador había dado un resultado extraordinariamente positivo, pues al comprobar fascinado el cuerpo robusto que llevaba dos semanas sin que sobreviniese la rigidez, pedí a West que me diese garantías de que estaba verdaderamente muerto. Me las dio en el acto, recordándome que jamás administrábamos la solución reanimadora sin una serie de pruebas minuciosas para comprobar que no había vida, ya que en caso de subsistir el menor vestigio de vitalidad original no tendría ningún efecto. Cuando West se puso a hacer todos los preparativos, me quedé impresionado ante la enorme complejidad del nuevo experimento; era tanta, que no quiso confiar el trabajo a otras manos que las suyas. Y tras prohibirme tocar siquiera el cuerpo, inyectó primero una droga en la muñeca, cerca del sitio donde había pinchado para inyectarle el compuesto embalsamador. Ésta, dijo, neutralizaría el compuesto y liberaría los sistemas sumiéndolos en una relajación normal, de forma que la solución reanimadora pudiese actuar libremente al ser inyectada. Poco después, cuando se observó un cambio, y un leve temblor pareció afectar los miembros muertos, West colocó sobre la cara espasmódica una especie de almohada, la apretó violentamente y no la retiró hasta que el cadáver se quedó absolutamente inmóvil y listo para nuestro intento de reanimación. Él, pálido y entusiasta, se dedicó ahora a efectuar unas cuantas pruebas finales y someras para comprobar la absoluta carencia de vida, se apartó satisfecho y, finalmente, inyectó en el brazo izquierdo una dosis meticulosamente medida del elixir vital, preparado durante la tarde con más minuciosidad que nunca desde nuestros tiempos universitarios, en que nuestras hazañas eran nuevas e inseguras. No me es posible describir la tremenda e intensa incertidumbre con que esperamos los resultados de este primer ejemplar auténticamente fresco, el primero del que podíamos esperar razonablemente que abriese los labios y nos contase quizá, con voz inteligente, lo que había visto al otro lado del insondable abismo.

West era materialista, no creía en el alma, y atribuía toda función de la conciencia a fenómenos corporales; por consiguiente, no esperaba ninguna revelación sobre espantosos secretos de abismos y cavernas más allá de la barrera de la muerte. Yo no disentía completamente de su teoría, aunque conservaba vagos e instintivos vestigios de la primitiva fe de mis antecesores, de modo que no podía dejar de observar el cadáver con cierto temor y terrible expectación. Además... no podía borrar de mi memoria aquel grito espantoso e inhumano que oímos la noche en que intentamos nuestro primer experimento en la deshabitada granja de Arkham.

Había transcurrido muy poco tiempo cuando observé que el ensayo no iba a ser un fracaso total. Sus mejillas, hasta ahora blancas como la pared, habían adquirido un levísimo color, que luego se extendió bajo la barba incipiente, curiosamente amplia y arenosa. West, que tenía la mano puesta en el pulso de la muñeca izquierda del ejemplar, asintió de pronto significativamente; y casi de manera simultánea, apareció un vaho en el espejo inclinado sobre la boca del cadáver. Siguieron unos cuantos movimientos musculares espasmódicos, y a continuación una respiración audible y un movimiento visible del pecho. Observé los párpados cerrados y me pareció percibir un temblor. Después, se abrieron y mostraron unos ojos grises, serenos y vivos, aunque todavía sin inteligencia, ni siquiera curiosidad. Movido por una fantástica ocurrencia, susurré unas preguntas en la oreja cada vez más colorada; unas preguntas sobre otros mundos cuyo recuerdo aún podía estar presente. Era el terror lo que las extraía de mi mente; pero creo que la última que repetí, fue: "¿Dónde has estado?". Aún no sé si me contestó o no, ya que no brotó ningún sonido de su bien formada boca; lo que sí recuerdo es que en aquel instante creí firmemente que los labios delgados se movieron ligeramente, formando sílabas que yo habría vocalizado como "sólo ahora", si la frase hubiese tenido sentido o relación con lo que le preguntaba. En aquel instante me sentí lleno de alegría, convencido de que habíamos alcanzado el gran objetivo y que, por primera vez, un cuerpo reanimado había pronunciado palabras movido claramente por la verdadera razón. Un segundo después, ya no cupo ninguna duda sobre el éxito, ninguna duda de que la solución había cumplido cabalmente su función, al menos de manera transitoria, devolviéndole al muerto una vida racional y articulada... Pero con ese triunfo me invadió el más grande de los terrores... no a causa del ser que había hablado, sino por la acción que había presenciado, y por el hombre a quien me unían las vicisitudes profesionales. Porque aquel cadáver fresco, cobrando conciencia finalmente de forma aterradora, con los ojos dilatados por el recuerdo de su última escena en la tierra, manoteó frenético en una lucha de vida o muerte con el aire y, de súbito, se desplomó en una segunda y definitiva disolución, de la que ya no pudo volver, profiriendo un grito que resonará eternamente en mi cerebro atormentado:

-¡Auxilio! ¡Aparta, maldito demonio pelirrojo... aparta esa condenada aguja!

jueves, 2 de julio de 2009

Acelerador de hadrones, "Maquina de Dios" está lista para funcionar a finales de año

Acelerador de hadrones
Más de 10 mil científicos han intervenido en el proyecto a lo largo de 20 años.

GINEBRA, julio 01.- El sistema de obtención, procesamiento e intercambio de datos producidos por el mayor acelerador de hadrones del mundo (LHC) -conocido como "Máquina de Dios"- ha sido probado con éxito, según informó el Centro Europeo de Física de Partículas (CERN).

Este sistema de procesamiento de datos, denominado LHC Computing Grid (WLCG), ha sido probado intensamente durante la última semana y el resultado ha sido el esperado por los científicos del CERN, que consideran que está listo para cuando el LHC empiece a funcionar a finales de año.

Está previsto que el acelerador de partículas comience a funcionar en el último trimestre de 2009, un año después de la avería ocurrida el pasado 19 de septiembre, que dejó en suspenso el inicio del experimento.

En él se han invertido más de 20 años de trabajo conjunto de 10 mil científicos del mundo entero.

Cuando el colisionador funcione en su totalidad, se producirán cientos de millones de choques frontales de partículas a una velocidad próxima a la luz.

En ese momento se recrearán los instantes posteriores al Big Bang, lo que dará informaciones claves sobre la formación del universo y confirmará o rebatirá la teoría estándar de la física, basada en el bosón de Higgs.

La existencia de esa partícula, que debe su nombre al científico que hace 30 años predijo su existencia, se considera indispensable para explicar por qué las partículas elementales tienen masa y por qué las masas son tan diferentes entre ellas.

La información que proporcionen las colisiones será recogida y procesada por cuatro enormes detectores -ATLAS, ALICE, LHCb y CMS- que tendrán que "entender" los datos -15 millones de gigabytes de información al año- que luego serán distribuidos a 140 centros de cómputo en 33 países para ser analizados y estudiados.

La primera prueba, realizada a comienzos de septiembre de manera exitosa, demostró al menos que la alarma creada por supuestos científicos que advertían de que el LHC crearía un agujero negro que se tragaría el universo estaba totalmente infundada.

Descubren nuevo tipo de agujero negro 500 veces más grande que el Sol


Hasta ahora sólo había pruebas de agujeros negros de masas inferiores a 100 veces la del Sol, por lo que el hallazgo confirma la hipótesis que rondaba en los astrónomos.

LONDRES, julio 02.- Un equipo de científicos británicos ha detectado la existencia de un agujero negro con una masa superior en 500 veces a la del sol, un revolucionario descubrimiento que prueba que los agujeros de "masa intermedia" son una realidad.

El hallazgo, realizado en la galaxia ESO 243-49, publicado en la revista científica británica "Nature", aporta la primera prueba empírica de la existencia de este tipo de agujeros negros, que han sido objeto de controversia entre los astrónomos durante los últimos años.

Hasta ahora, había pruebas de agujeros negros de masas inferiores a 100 veces la del Sol, que surgen como resultado de la explosión de estrellas gigantes.

Del mismo modo, también había evidencia de que existen agujeros negros "súper masivos" cuya masa es millones de veces superior a la del sol y se ocultan en el corazón de muchas galaxias, incluyendo la vía Láctea.

Sin embargo, los expertos se han preguntado durante mucho tiempo si es posible que existiera un agujero negro de tamaño medio, ni tan pequeño ni tan grande como los observados.

Ahora, un equipo de científicos de la Universidad de Leicester (Reino Unido) dirigido por Sean Farrel ha observado una señal ultraluminosa de rayos X desde la galaxia ESO 243-49 que, en virtud de los análisis efectuados, hospeda un agujero negro con una masa 500 veces superior a la del sol.

Fuente: EFE

miércoles, 1 de julio de 2009

Herbert West, Reanimador - Cap. 3

Seis disparos a la luz de la luna
H.P. Lovecraft

No es corriente descargar los seis tiros de un revólver con toda precipitación, cuando uno sólo habría sido sin duda suficiente; pero hubo muchas cosas en la vida de Herbert West que no eran corrientes.



No es habitual, por ejemplo, que un médico recién salido de la universidad se vea obligado a ocultar los motivos que lo impulsan a elegir determinada casa y consulta; sin embargo, ese fue el caso de Herbert West. Cuando obtuvimos él y yo el título de la Facultad de Medicina de la Universidad Miskatonic, y tratamos de paliar nuestra penuria instalándonos como facultativos de medicina general, tuvimos mucho cuidado en ocultar que habíamos elegido nuestra casa por su aislamiento y su proximidad al cementerio.

Un deseo de soledad de esta naturaleza rara vez carece de motivos; y como es natural, nosotros los teníamos también. Nuestras necesidades se debían a un trabajo claramente impopular. Externamente éramos médicos tan solo; pero por debajo de esa superficie había objetivos de una importancia mucho más grande y terrible, ya que lo esencial en la vida de Herbert West era la búsqueda en las negras y prohibidas regiones de lo desconocido, en las que esperaba descubrir el secreto de la vida, y de devolver la animación perpetua al barro frío del cementerio. Una búsqueda de ese género requiere extraños materiales, entre ellos, cadáveres humanos recientes; y para mantenerse abastecido de tales elementos indispensables, uno debe vivir discretamente, y no muy lejos de un lugar de enterramientos anónimos.

West y yo nos habíamos conocido en la universidad, y fui el único que simpatizó con sus espantosos experimentos. Gradualmente me había convertido en su ayudante inesperado, y ahora que abandonábamos la Universidad teníamos que seguir juntos. No era fácil que dos doctores encontraran salida juntos; pero finalmente, por influencia de la universidad, se nos proporcionó una consulta en Bolton, pueblo industrial próximo a Arkham, la sede universitaria. Las fábricas textiles de Bolton son las más grandes del valle de Miskatonic, y sus operarios políglotas no han sido jamás pacientes gratos para los médicos de la localidad. Elegimos nuestra casa con el mayor cuidado, y adoptamos finalmente un edificio ruinoso, próximo al final de la Calle Pond, a cinco números de nuestro vecino más cercano. Y separada del cementerio tan sólo por una extensión de pradera cortada por una estrecha franja de espeso bosque que hay al norte. Dicha distancia era mayor de lo que hubiéramos deseado; pero no encontramos una casa más cerca, a menos que nos hubiésemos instalado en el otro lado del prado, lo que quedaba muy retirado del distrito industrial. Pero no estábamos demasiado descontentos ya que no teníamos vecinos entre nosotros y nuestra siniestra fuente de abastecimiento. El camino era algo largo, pero podíamos transportar nuestros mudos ejemplares sin que nadie nos molestase. Nuestro trabajo fue sorprendentemente abundante desde el principio mismo... lo bastante abundante como para satisfacer a la mayoría de los jóvenes doctores, y lo bastante abundante para resultar un aburrimiento y una pesadez para aquellos estudiosos cuyo verdadero interés residía en otra cosa. Los trabajadores de las fábricas eran de inclinación algo turbulentas; así que además de sus numerosas necesidades de asistencia médica, sus frecuentes golpes, cuchilladas y pendencias nos daban mucho trabajo. Pero lo que verdaderamente acaparaba nuestro interés era el laboratorio secreto que habíamos instalado en el sótano: un laboratorio con su mesa larga bajo las luces eléctricas donde, en las primeras horas de la madrugada, inyectábamos a menudo las diversas soluciones de West en las venas de los despojos que sacábamos de la fosa común. West experimentaba, febrilmente, tratando de encontrar algo que pusiese en marcha de nuevo los movimientos vitales, tras haberlos interrumpido ese fenómeno que llamamos muerte; pero chocaba con los más horrorosos obstáculos. La solución debía tener una composición especial según los distintos tipos: la que servía para los conejillos de Indias no valía para los seres humanos, y cada clase requería sensibles modificaciones. Los cuerpos tenían que ser excepcionalmente frescos, dado que una ligera descomposición del tejido cerebral hacía imposible que la reanimación fuese perfecta. En efecto, el mayor problema estaba en conseguir cadáveres suficientemente frescos... West había tenido experiencias horribles durante sus investigaciones secretas en la universidad, con cadáveres de dudosa calidad. Las consecuencias de una animación parcial o imperfecta eran mucho más horrendas que los fracasos totales, y los dos teníamos recuerdos pavorosos de ese tipo de resultados. Desde nuestra primera sesión demoníaca en la granja deshabitada de Meadow Hill, Arkham, no habíamos dejado de sentir una secreta amenaza; y West, aunque en casi todos los sentidos era un autómata frío, científico, rubio y de ojos azules, confesaba a menudo, con un estremecimiento, que le parecía que era víctima de una furtiva persecución. Tenía la impresión de que lo seguían; ilusión psíquica debida a sus nervios trastornados, y aumentada por el hecho innegablemente perturbador de que al menos uno de nuestros tres ejemplares reanimados aún seguía vivo: se trataba de un ser espantoso y carnívoro, el cual permanecía encerrado en una celda acolchada de Sefton. Había otro, además el primero, cuyo exacto destino nunca llegamos a saber.

Tuvimos bastante suerte con los ejemplares de Bolton, mucha más que con los de Arkham. Aún no hacía una semana que estábamos instalados cuando nos apoderamos de una víctima de accidente la misma noche de su entierro, y conseguimos que abriese los ojos con una expresión asombrosamente lúcida, antes de que fallara la solución. Había perdido un brazo... De haber tenido el cuerpo íntegro, quizá hubiéramos tenido mas suerte. Entre esa fecha y el siguiente mes de enero efectuamos tres ensayos más: uno fue un fracaso total; en otro, conseguimos un claro movimiento muscular; en cuanto al tercero, el resultado fue estremecedor: se levantó por sí solo y emitió un sonido gutural. Luego vino un periodo de mala suerte; descendió el número de entierros, y los que se efectuaban eran de ejemplares demasiado enfermos o mutilados para poderlos aprovechar nosotros. Seguíamos la pista a todas las defunciones y circunstancias en que éstas ocurrían con un cuidado sistemático.

Una noche de marzo, sin embargo, conseguimos inesperadamente un ejemplar que no provenía de la fosa común. El puritanismo imperante en Bolton tenía prohibida la práctica del boxeo, lo que no dejaba de tener las lógicas consecuencias. Los combates mal dirigidos entre los obreros eran cosa corriente, y de vez en cuando traían de fuera algún campeón profesional de escasa categoría. Esa noche de finales de invierno habían celebrado un combate de este tipo, evidentemente con desastrosas consecuencias, ya que vinieron a buscarnos dos polacos asustados, suplicándonos en un lenguaje casi incoherente que atendiésemos un caso muy secreto y desesperado. Los seguimos hasta un cobertizo abandonado, donde todavía quedaba un grupo de espectadores extranjeros observando asustados un cuerpo negro que yacía exánime en el suelo. En el combate se habían enfrentado Kid O'Brien (un joven torpe y ahora tembloroso, con una nariz ganchuda muy poco irlandesa) , y Buck Robinson, "EI Betún de Harlem". El negro había sido noqueado; y tras un breve examen, nos dimos cuenta de que no se recuperaría. Era un ser repugnante, con pinta de gorila, unos brazos anormalmente largos que me parecían de manera inevitable patas anteriores, y una cara que irremediablemente hacía pensar en los secretos insondables del Congo, en las llamadas de tam-tam bajo una luna misteriosa. El cuerpo debió de tener peor aspecto en vida, pero el mundo contiene muchas fealdades. Aquella gente despreciable estaba asustada, ya que no sabían qué podía exigirles la ley si el caso llegaba a conocerse; y se sintieron agradecidos cuando West, a pesar de mis involuntarios estremecimientos, se ofreció a librarlos del cuerpo en secreto... puesto que conocía muy bien sus intenciones.

Había una luna resplandeciente sobre el paisaje sin nieve; pero vestimos el cadáver y lo llevamos a casa entre los dos por las calles desiertas y el campo, del mismo modo que transportamos un cadáver parecido una horrible noche en Arkham. Nos dirigimos a casa por el campo de atrás; entramos el ejemplar por la puerta trasera, lo bajamos al sótano y lo preparamos para nuestro experimento habitual. Nuestro miedo a la policía era absurdamente considerable, aunque habíamos calculado nuestro recorrido de forma que no nos tropezamos con el guardia que hacía ronda por aquel distrito.

El resultado fue enojosamente decepcionante. Con su aspecto horrendo, nuestra presa fue totalmente insensible a todas las soluciones que inyectamos en su negro brazo. De modo que, como se acercaba peligrosamente la hora del amanecer, hicimos lo mismo que con los demás: lo llevamos a rastras por el prado hasta la franja de bosque próxima al cementerio de enterramientos anónimos, y lo enterramos allí en la mejor sepultura que la helada tierra nos permitió. La fosa no era demasiado honda, pero era tan buena como la del ejemplar anterior, aquel que se había levantado y había proferido un grito. A la luz de nuestras linternas oscuras, lo cubrimos cuidadosamente con hojas y ramas secas, seguros de que la policía no lo descubriría jamás en un bosque tan oscuro y espeso. Al día siguiente me sentí alarmado, ya que un paciente me trajo la noticia de que se sospechaba que habían celebrado un combate y que había muerto alguien. West tenía otro motivo de preocupación: por la tarde lo habían llamado para que atendiese un caso que acabó de forma amenazadora. Una italiana se había puesto histérica porque se le había extraviado el hijo, un chiquillo de cinco años, que había desaparecido por la mañana y no había vuelto para comer, y presentaba síntomas sumamente alarmantes dado que padecía del corazón. Era un histerismo estúpido, ya que el chico se había escapado más de una vez; pero los campesinos italianos son extraordinariamente supersticiosos, y esta mujer parecía tan angustiada por los presagios como por los hechos. Hacia las siete de la noche la mujer falleció, y su frenético marido armó un escándalo espantoso, empeñado en matar a West, a quien culpaba furiosamente de no haberle salvado la vida. Los amigos lo sujetaron cuando lo vieron sacar un cuchillo, pero West se marchó en medio de inhumanos alaridos, maldiciones y juramentos de venganza. En su último dolor, el hombre parecía haberse olvidado de su hijo, que aún no había regresado, entrada ya la noche. Se habló de buscarlo en el bosque, pero la mayoría de los amigos de la familia se ocuparon de la difunta y del vociferante marido. Total, la tensión nerviosa a que se vio sometido West fue sin duda tremenda. El pensar en la policía y en el italiano loco lo agobiaba tremendamente.

Nos retiramos a descansar alrededor de las once, pero yo no dormí bien. Bolton contaba con un cuerpo de policías sorprendentemente eficaz pese a ser un pueblo pequeño; y yo no paraba de pensar en el escándalo que se provocaría si se llegaba a descubrir lo ocurrido la noche anterior. Podía significar el fin de nuestro trabajo en la localidad... y quizá la cárcel para los dos. Me inquietaban los rumores que corrían acerca del combate de boxeo. Pasadas las tres, el resplandor de la luna me dio en los ojos, pero me volví sin levantarme a cerrar la persiana. Luego sonaron unos golpes enérgicos en la puerta de atrás. Permanecí inmóvil, algo aturdido; poco después oí a West llamar a mi puerta. Estaba en bata y zapatillas, y tenía en las manos un revólver y una linterna eléctrica. Al ver el revólver comprendí que pensaba más en el enajenado italiano que en la policía.

-Será mejor que bajemos los dos -susurró-. No estaría bien no contestar; quizá sea un paciente... sería muy propio de uno de esos idiotas llamar por la puerta de atrás.

Así que bajamos los dos sigilosamente, con un temor en parte justificado, y en parte debido sólo al misterio de las primeras horas de la madrugada. Volvieron a llamar, un poco más fuerte. Al llegar a la puerta, corrí el cerrojo cautelosamente y abrí de par en par. Al revelarnos la luz de la luna la figura que teníamos delante, West hizo algo muy extraño. A pesar del evidente peligro de atraer sobre nuestras cabezas la temida investigación policial (cosa que felizmente evitamos por el relativo aislamiento de nuestra casa), mi amigo, súbita, excitada e innecesariamente, vació las seis recámaras de su revólver sobre nuestro nocturno visitante. Porque no se trataba del italiano ni del policía. Recortándose horrendamente contra la luna espectral había un ser gigantesco y deforme, inconcebible salvo en las pesadillas. Era una aparición de ojos vidriosos, negra, y casi a cuatro patas, cubierta de hojas y ramas y barro, y sucia de sangre coagulada, la cual mostraba entre sus dientes relucientes una cosa cilíndrica, terrible, blanca como la nieve, que terminaba en una mano diminuta.

martes, 30 de junio de 2009

Periodista de la BBC capta fantasma en un Museo

Fantasma BBC museo
Foto: BBC

Una rara formación luminosa fue captada por la cámara de un reportero de la cadena inglesa. Todos tienen diferentes hipótesis para explicarla.

junio.- Un periodista de la BBC que estaba sacando fotos en el museo dedicado al médico Edward Jenner, creador de la vacuna contra la viruela, podría haber captado la instantanea de un fantasma.

"Es una rara formación luminosa que muestra una figura misteriosa junto a una puerta. Estoy seguro de que no se debió a la luz del sol o al polvo que había en el aire" ha manifestado Chris Sandys, que trabaja en la redacción de la BBC en Gloucestershire (Reino Unido), el condado en el que se encuentra el museo.

Sarah Parker, su directora, ha mostrado su asombro por lo que considera una imagen inexplicable. "Tal vez podría ser la imagen espectral de alguno de los sirvientes del doctor Jenner".

lunes, 29 de junio de 2009

Herbert West, Reanimador - Cap. 2

El demonio de la peste
H.P. Lovecraft


Jamás olvidaré aquel espantoso verano, hace dieciséis años, en que, como un demonio maligno de las moradas de Eblis, se propagó el tifus solapadamente por toda Arkham. Muchos recuerdan ese año por dicho azote satánico, ya que un auténtico terror se cernió con membranosas alas sobre los ataúdes amontonados en el cementerio de la Iglesia de Cristo; sin embargo, hay un horror mayor aún que data de esa época: un horror que sólo yo conozco, ahora que Herbert West ya no está en este mundo.


West y yo hacíamos trabajos de postgraduación en el curso de verano de la Facultad de Medicina de la Universidad Miskatonic, y mi amigo había adquirido gran notoriedad debido a sus experimentos encaminados a la revivificación de los muertos. Tras la matanza científica de innumerables bestezuelas, la monstruosa labor quedó suspendida aparentemente por orden de nuestro escéptico decano, el doctor Allan Halsey; pero West había seguido realizando ciertas pruebas secretas en la sórdida pensión donde vivía, y en una terrible e inolvidable ocasión se había apoderado de un cuerpo humano de la fosa común, transportándolo a una granja situada a otro lado de Meadow Hill. Yo estuve con él en aquella ocasión, y lo vi inyectar en las venas exánimes el elíxir que, según él, restablecería en cierto modo los procesos químicos y físicos. El experimento había terminado horriblemente en un delirio de terror que poco a poco llegamos a atribuir a nuestros nervios sobreexcitados, West ya no fue capaz de librarse de la enloquecedora sensación de que lo seguían y perseguían. El cadáver no estaba lo bastante fresco; es evidente que para restablecer las condiciones mentales normales el cadáver debe ser verdaderamente fresco; por otra parte, el incendio de la vieja casa nos había impedido enterrar el ejemplar. Habría sido preferible tener la seguridad de que estaba bajo tierra.

Después de esa experiencia, West abandonó sus investigaciones durante algún tiempo: pero lentamente recobró su celo de científico nato, y volvió a importunar a los profesores de la Facultad pidiéndoles permiso para hacer uso de la sala de disección y ejemplares humanos frescos para el trabajo que él consideraba tan tremendamente importante. Pero sus súplicas fueron completamente inútiles, ya que la decisión del doctor Halsey fue inflexible, y todos los demás profesores apoyaron el veredicto de su superior. En la teoría fundamental de la reanimación no veían sino extravagancias inmaduras de un joven entusiasta cuyo cuerpo delgado, cabello amarillo, ojos azules y miopes, y suave voz no hacían sospechar el poder supranomal "casi diabólico" del cerebro que albergaba en su interior. Aún lo veo como era entonces y me estremezco. Su cara se volvió más severa, aunque no más vieja. Y ahora Sefton carga con la desgracia, y West ha desaparecido.

West chocó desagradablemente con el Doctor Halsey casi al final de nuestro ultimo año de carrera, en una disputa que le reportó menos prestigio a él que al bondadoso decano en lo que a cortesía se refiere. Afirmaba que este hombre se mostraba innecesariamente e irracionalmente grande; una obra que deseaba comenzar mientras tenía la oportunidad de disponer de las excepcionales instalaciones de la facultad. El que los profesores, apegados a la tradición, ignorasen los singulares resultados tenidos en animales, y persistiesen en negar la posibilidad de reanimación, era indeciblemente indignante, y casi incomprensibles para un joven del temperamento lógico de West. Sólo una mayor madurez podía ayudarlo a entender las limitaciones mentales crónicas del tipo "doctor-profesor", producto de generaciones de puritanos mediocres, bondadosos, conscientes, afables y corteses, a veces, pero siempre rígidos, intolerantes, esclavos de las costumbres y carentes de perspectivas. El tiempo es más caritativo con estas personas incompletas aunque de alma grande, cuyo defecto fundamental, en realidad, es la timidez, y las cuales reciben finalmente el castigo de la irrisión general por sus pecados intelectuales: su ptolemismo, su calvinismo, su antidarwinismo, su antinietzaheísmo, y por toda clase de sabbatarinanismo y leyes suntuarias que practican. West, joven a pesar de sus maravillosos conocimientos científicos, tenía escasa paciencia con el buen doctor Halsey y sus eruditos colegas, y alimentaba un rencor cada vez más grande, acompañado de un deseo de demostrar la veracidad de sus teorías a estas obtusas dignidades de alguna forma impresionante y dramática. Y, como la mayoría de los jóvenes, se entregaba a complicados sueños de venganza, de triunfo y de magnánima indulgencia final. Y entonces había surgido el azote, sarcástico y letal, de las cavernas pesadillescas del Tártaro. West y yo nos habíamos graduado cuando empezó, aunque seguíamos en la Facultad, realizando un trabajo adicional del curso de verano, de forma que aún estábamos en Arkham cuando se desató con furia demoníaca en toda la ciudad. Aunque todavía no estábamos autorizados para ejercer, teníamos nuestro título, y nos vimos frenéticamente requeridos a incorporarnos al servicio público, al aumentar él número de los afectados.

La situación se hizo casi incontrolable, y las defunciones se producían con demasiada frecuencia para que las empresas funerarias de la localidad pudieran ocuparse satisfactoriamente de ellas. Los entierros se efectuaban en rápida sucesión, sin preparación alguna, y hasta el cementerio de la Iglesia de Cristo estaba atestado de ataúdes de muertos sin embalsamar. Esta circunstancia no dejó de tener su efecto en West, que a menudo pensaba en la ironía de la situación: tantísimos ejemplares frescos y, sin embargo, ¡ninguno servía para sus investigaciones! Estábamos tremendamente abrumados de trabajo, y una terrible tensión mental y nerviosa sumía a mi amigo en morbosas reflexiones. Pero los afables enemigos de West no estaban enfrascados en agobiantes deberes. La facultad había sido cerrada, y todos los doctores adscritos a ella colaboraban en la lucha contra la epidemia de tifus. El doctor Halsey, sobre todo, se distinguía por su abnegación, dedicando toda su enorme capacidad, con sincera energía, a los casos que muchos otros evitaban por el riesgo que representaban, o por juzgarlos desesperados. Antes de terminar el mes, el valeroso decano se había convertido en héroe popular aunque él no parecía tener conciencia de su fama, y se esforzaba en evitar el desmoronamiento por cansancio físico y agotamiento nervioso. West no podía por menos de admirar la fortaleza de su enemigo; pero precisamente por esto estaba más decidido aún a demostrarle la verdad de sus asombrosas teorías. Una noche, aprovechando la desorganización que reinaba en el trabajo de la Facultad y las normas sanitarias municipales, se las arregló para introducir camufladamente el cuerpo de un recién fallecido en la sala de disección, y le inyectó en mi presencia una nueva variante de su solución. El cadáver abrió efectivamente los ojos, aunque se limitó a fijarlos en el techo con expresión de paralizado horror, antes de caer en una inercia de la que nada fue capaz de sacarlo. West dijo que no era suficientemente fresco; el aire caliente del verano no beneficia los cadáveres. Esa vez estuvieron a punto de sorprendernos antes de incinerar los despojos, y West no consideró aconsejable repetir esta utilización indebida del laboratorio de la facultad.

El apogeo de la epidemia tuvo lugar en agosto. West y yo estuvimos a punto de sucumbir; en cuanto al doctor Halsey, falleció el día catorce. Todos los estudiantes asistieron a su precipitado funeral el día quince, y compraron una impresionante corona, aunque casi la ahogaban los testimonios enviados por los ciudadanos acomodados de Arkham y las propias autoridades del municipio. Fue casi un acontecimiento público, dado que el decano había sido un verdadero benefactor para la ciudad. Después del sepelio, nos quedamos bastantes deprimidos, y pasamos la tarde en el bar de la Casa Comercial, donde West, aunque afectado por la muerte de su principal adversario, nos hizo estremecer a todos hablándonos de sus notables teorías. Al oscurecerse, la mayoría de los estudiantes regresaron a sus casas o se incorporaron a sus diversas publicaciones, pero West me convenció para que lo ayudase a "sacar partida de la noche". La patrona de West nos vio entrar en la habitación alrededor de las dos de la madrugada, acompañados de un tercer hombre, y le contó a su marido que se notaba que habíamos cenado y bebido demasiado bien. Aparentemente, la avinagrada patrona tenía razón; pues hacia las tres, la casa entera se despertó con los gritos procedentes de la habitación de West, cuya puerta tuvieron que echar abajo para encontrarnos a los dos inconscientes, tendidos en la alfombra manchada de sangre, golpeados, arañados y magullados, con trozos de frascos e instrumentos esparcidos a nuestro alrededor. Sólo la ventana abierta revelaba qué había sido de nuestro asaltante, y muchos se preguntaron qué le habría ocurrido, después del tremendo salto que tuvo que dar desde el segundo piso al césped. Encontraron ciertas ropas extrañas en la habitación, pero cuando West volvió en sí, explicó que no pertenecían al desconocido, sino que eran muestras recogidas para su análisis bacteriológico, lo cual formaba parte de sus investigaciones sobre la transmisión de enfermedades infecciosas. Ordenó que las quemasen inmediatamente en la amplia chimenea. Ante la policía, declaramos ignorar por completo la identidad del hombre que había estado con nosotros. West explicó con nerviosismo que se trataba de un extranjero afable al que habíamos conocido en un bar de la ciudad que no recordábamos. Habíamos pasado un rato algo alegres y West y yo no queríamos que detuviesen a nuestro belicoso compañero.

Esa misma noche presenciamos el comienzo del segundo horror de Arkham; horror que, para mí, iba a eclipsar a la misma epidemia. El cementerio de la Iglesia de Cristo fue escenario de un horrible asesinato; un vigilante había muerto a arañazos, no sólo de manera indescriptiblemente espantosa, sino que había dudas de que el agresor fuese un ser humano. La víctima había sido vista con vida bastante después de la medianoche, descubriéndose el incalificable hecho al amanecer. Se interrogó al director de un circo instalado en el vecino pueblo de Bolton, pero éste juró que ninguno de sus animales se había escapado de su jaula. Quienes encontraron el cadáver observaron un rastro de sangre que conducía a la tumba reciente, en cuyo cemento había un pequeño charco rojo, justo delante de la entrada. Otro rastro más pequeño se alejaba en dirección al bosque; pero se perdía enseguida.

A la noche siguiente, los demonios danzaron sobre los tejados de Arkham, y una desenfrenada locura aulló en el viento. Por la enfebrecida ciudad anduvo suelta una maldición, de la que unos dijeron que era más grande que la peste, y otros murmuraban que era el espíritu encarnado del mismo mal. Un ser abominable penetró en ocho casas sembrando la muerte roja a su paso... dejando atrás el mudo y sádico monstruo un total de diecisiete cadáveres, y huyendo después. Algunas personas que llegaron a verlo en la oscuridad dijeron que era blanco y como un mono malformado o monstruo antropomorfo. No había dejado entero a nadie de cuantos había atacado, ya que a veces había sentido hambre. El número de víctimas ascendía a catorce; a las otras tres las había encontrado ya muertas al irrumpir en sus casas, víctimas de la enfermedad.

La tercera noche, los frenéticos grupos dirigidos por la policía lograron capturarlo en una casa de la Calle Crane, cerca del campus universitario. Habían organizado la batida con toda minuciosidad, manteniéndose en contacto mediante puestos voluntarios de teléfono; y cuando alguien del distrito de la universidad informó que había oído arañar en una ventana cerrada, desplegaron inmediatamente la red. Debido a las precauciones y a la alarma general, no hubo más que otras dos víctimas, y la captura se efectuó sin más accidentes. La criatura fue detenida finalmente por una bala; aunque no acabó con su vida, y fue trasladada al hospital local, en medio del furor y la abominación generales, porque aquel ser había sido humano. Esto quedó claro, a pesar de sus ojos repugnantes, su mutismo simiesco, y su salvajismo demoníaco. Le vendaron la herida y lo trasladaron al manicomio de Sefton, donde estuvo golpeándose la cabeza contra las paredes de una celda acolchada durante dieciséis años, hasta un reciente accidente, a causa del cual escapó en circunstancias de las cuales a nadie le gusta hablar. Lo que más repugnó a quienes lo atraparon en Arkham fue que, al limpiarle la cara a la monstruosa criatura, observaron en ella una semejanza increíble y burlesca con un mártir sabio y abnegado al que habían enterrado hacia tres días: el difunto doctor Allan Halsey, benefactor público y decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Miskatonic.

Para el desaparecido Herbert West, y para mí, la repugnancia y el horror fueron indecibles. Aun me estremezco, esta noche, mientras pienso en todo ello, y tiemblo más aún de lo que temblé aquella mañana en que West murmuró entre sus vendajes:

-¡Maldita sea, no estaba bastante fresco!


viernes, 26 de junio de 2009

Extraño destello deja atónitas a diez provincias en Argentina


Destello en Argentina. Foto: Gentileza Infobae

BUENOS AIRES, junio 25, 2009.
Asombrados y atónitos se encuentran los habitantes de al menos diez provincias del noroeste de Argentina.

Esto a raíz de un extraño resplandor del cual fueron testigos pobladores en horas de la madrugada y del que aún no se conocen mayores antecedentes.

El fenómeno se produjo pasado las 6:00 horas local los medios trasandinos recogieron varios reportes de camioneros que fueron testigos mientras transitaban por las carreteras.

“Se iluminó todo, fue como un flash. No sabía qué pensar y cuando escuché que lo habían visto desde distintos lados me asusté un poco", relató uno de los transportistas.

Autoridades de la Fuerza Aérea atribuyen el insólito resplandor a la luminosidad del planeta Venus o a un meteorito de grandes dimensiones que eventualmente pudo haber caído sobre esa zona.

jueves, 25 de junio de 2009

Herbert West, Reanimador - Cap. 1

De la oscuridad
H.P. Lovecraft

De Herbert West, amigo mío durante el tiempo de la universidad y posteriormente, no puedo hablar sino con extremo terror.


Terror que no se debe totalmente a la forma siniestra en que desapareció recientemente, sino que tuvo origen en la naturaleza entera del trabajo de su vida, y adquirió gravedad por primera vez hará más de diecisiete años, cuando estábamos en tercer año de nuestra carrera, en la Facultad de Medicina de la Universidad Miskatonic de Arkham. Mientras estuvo conmigo, lo prodigioso y diabólico de sus experimentos me tuvieron completamente fascinado, y fui su más intimo compañero. Ahora que ha desaparecido y se ha roto el hechizo, mi miedo es aún mayor. Los recuerdos y las posibilidades son siempre más terribles que la realidad.


El primer incidente horrible durante nuestra amistad supuso la mayor impresión que yo había llevado hasta entonces, y me cuesta tenerlo que repetir. Ocurrió, como digo, cuando estábamos en la Facultad de Medicina, donde West se había hecho ya famoso con sus descabelladas teorías sobre la naturaleza de la muerte y la posibilidad de vencerla artificialmente. Sus opiniones, muy ridiculizadas por el profesorado y los compañeros, giraban en torno a la naturaleza esencialmente mecanicista de la vida, y se referían al modo de poner en funcionamiento la maquinaria orgánica del ser humano mediante una acción química calculada, después de fallar los procesos naturales. Con el fin de experimentar diversas soluciones reanimadoras, había matado y sometido a tratamiento a numerosos conejos, cobayas, gatos, perros y monos, hasta convertirse en la persona más enojosa de la Facultad. Varias veces había logrado obtener signos de vida en animales supuestamente muertos; en muchos casos, signos violentos de vida; pero pronto se dio cuenta de que la perfección, de ser efectivamente posible, comportaría necesariamente toda una vida dedicada a la investigación. Así mismo, vio claramente que, puesto que la misma solución no actuaba del mismo modo en diferentes especies orgánicas, necesitaba disponer de sujetos humanos si quería lograr nuevos y más especializados progresos. Y aquí es donde chocó con las autoridades universitarias y le fue retirado el permiso para efectuar experimentos, nada menos que por el propio decano de la Facultad de Medicina, el sabio y bondadoso doctor Allan Hales, cuya obra en pro de los enfermos es recordada por todos los vecinos antiguos de Arkham.

Yo siempre me había mostrado excepcionalmente tolerante con los trabajos de West, y a menudo hablábamos de sus teorías, cuyas derivaciones y corolarios eran casi infinitos. Sosteniendo con Haeckel que toda vida es un proceso químico y físico, y que la supuesta "alma" es un mito, mi amigo creía que la reanimación artificial de los muertos podía depender sólo del estado de los tejidos; y que, a menos que se hubiese iniciado una verdadera descomposición, todo cadáver totalmente dotado de órganos era susceptible de recibir mediante el adecuado tratamiento, esa condición peculiar que se conoce como vida. West comprendía perfectamente que el más ligero deterioro de las células cerebrales ocasionadas por un período letal incluso fugaz podía dañar la vida intelectual y psíquica.

Al principio, tenía esperanzas de encontrar un reactivo capaz de restituir la vitalidad antes de la verdadera aparición de la muerte, y sólo los repetidos fracasos en animales le habían revelado que eran incompatibles los movimientos vitales naturales y los artificiales. Entonces se procuró ejemplares extremadamente frescos y les inyectó sus soluciones en la sangre, inmediatamente después de la extinción de la vida. Tal circunstancia volvió enormemente escépticos a los profesores, ya que entendieron que en ningún caso se había producido una verdadera muerte. No se pararon a considerar la cuestión detenida y razonablemente.

Poco después de que el profesorado le prohibiese continuar sus trabajos, West me confió su decisión de conseguir ejemplares frescos de una manera o de otra, y de reanudar en secreto los experimentos que no podía realizar abiertamente. Era horrible oírle hablar sobre el medio y manera de conseguirlos; en la Facultad nunca habíamos tenido que ocuparnos nosotros de allegar ejemplares para las prácticas de anatomía. Cada vez que mermaba el depósito, dos negros de la localidad se encargaban de subsanar este déficit sin que se les preguntase jamás su procedencia. West era por entonces joven, delgado y con gafas, de facciones delicadas, pelo amarillo, ojos azul pálido y voz suave; y era extraño oírle explicar cómo la fosa común era relativamente más interesante que el cementerio perteneciente a la Iglesia de Cristo dado que casi todos los cuerpos de la Iglesia de Cristo estaban embalsamados, lo cual, evidentemente, hacía imposibles las investigaciones de West.

Por entonces era yo su ferviente y cautivado auxiliar, y lo ayudé en todas sus decisiones; no sólo en las que se referían a la fuente de abastecimiento de cadáveres, sino también en las concernientes al lugar adecuado para nuestro repugnante trabajo. Fui yo quien pensó en la granja deshabitada de Chapman, al otro lado de Meadow Hill; allí habilitamos una habitación de la planta baja para sala de operaciones y otra para laboratorio, dotándolas de gruesas cortinas a fin de ocultar nuestras actividades nocturnas. El lugar estaba retirado de la carretera, y no había casas a la vista; de todos modos, había que extremar las precauciones, ya que el más leve rumor sobre extrañas luces que cualquier caminante nocturno hiciese correr podía resultar catastrófico para nuestra empresa. Si llegaban a descubrirnos, acordamos decir que se trataba de un laboratorio químico.

Poco a poco equipamos nuestra siniestra guarida científica con materiales comprados en Boston o sacados a escondidas de la facultad -materiales cuidadosamente camuflados, a fin de hacerlos irreconocibles, salvo para ojos expertos- , y nos proveímos de palas y picos para los numerosos enterramientos que tendríamos que efectuar en el sótano. En la facultad había un incinerador, pero un aparato de ese género era demasiado costoso para un laboratorio clandestino como el nuestro. Los cuerpos eran siempre un engorro... incluso los minúsculos cadáveres de cobaya de los experimentos secretos que West realizaba en su habitación de la pensión donde vivía.

Seguíamos las noticias necrológicas locales como vampiros, ya que nuestros ejemplares requerían condiciones determinadas. Lo que queríamos eran cadáveres enterrados poco después de morir y sin preservación artificial alguna; preferiblemente, exentos de malformaciones morbosas y, desde luego, con todos los órganos. Nuestras mayores esperanzas estaban en las víctimas de accidentes. Durante varias semanas no tuvimos noticias de ningún caso apropiado, aunque hablábamos con las autoridades del depósito y del hospital, fingiendo representar los intereses de la facultad, si bien con no demasiada frecuencia en todos los casos, de manera que quizá necesitáramos quedarnos en Arkham durante las vacaciones, en que sólo se impartían las limitadas clases de los cursos de verano. Al final nos sonrió la suerte, pues un día nos enteramos de que iban a enterrar en la fosa común un caso casi ideal: un obrero joven y fornido que se había ahogado el día anterior en Summer's Pond, al que habían enterrado sin dilaciones ni embalsamamientos, por cuenta de la ciudad. Esa tarde localizamos la nueva sepultura y decidimos empezar a trabajar poco después de la medianoche.

Fue una labor repugnante la que acometimos en la oscuridad de las primeras horas de la madrugada, aún cuando en aquella época no teníamos ese horror especial a los cementerios que nuestras experiencias posteriores nos despertó. Llevamos palas y lámparas de petróleo porque, si bien ya había linternas eléctricas entonces, no eran tan satisfactorias como esos aparatos de tungsteno de hoy día. El trabajo de exhumación fue lento y sórdido -podía haber sido horriblemente poético, si en vez de científicos hubiéramos sido artistas- y sentimos alivio cuando nuestras palas chocaron con madera. Una vez que la caja de pino quedó enteramente al descubierto, bajó West, quitó la tapa, sacó el contenido y lo dejó apoyado. Me incliné, lo agarré, y entre los dos lo sacamos de la fosa; a continuación trabajamos denodadamente para dejar el lugar como antes. La empresa nos había puesto algo nerviosos; sobre todo, el cuerpo tieso y la cara inexpresiva de nuestro primer trofeo; pero nos las arreglamos para borrar todas las huellas de nuestra visita. Cuando quedó aplanada la ultima paletada de tierra, metimos el ejemplar en un saco de lienzo y emprendimos el regreso hacia la granja del viejo Chapman, al otro lado de Meadow Hill.

En una improvisada mesa de disección instalada en la vieja granja, a la luz de una potente lámpara de acetileno, el ejemplar no ofrecía un aspecto demasiado espectral. Había sido un joven robusto y poco imaginativo, al parecer un tipo saludable y plebeyo -constitución ancha, ojos grises y cabello castaño-, un animal sano, sin complejidades sicológicas, y probablemente con unos procesos vitales de lo más simple y sanos. Ahora bien, con los ojos cerrados parecía más dormido que muerto; sin embargo, la prueba experta de mi amigo disipó en seguida toda duda al respecto. Al fin teníamos lo que West siempre había deseado: un muerto verdaderamente ideal, apto para la solución que habíamos preparado con minuciosos cálculos y teorías, a fin de utilizar en el organismo humano. Nuestra tensión era enorme. Sabíamos que las posibilidades de lograr un éxito completo eran remotas, y no podíamos reprimir un miedo horrible a las grotescas consecuencias de una posible animación parcial. Nos sentíamos especialmente aprensivos en lo que se refiera a la mente y a los impulsos de la criatura, ya que podía haber sufrido un deterioro en las delicadas células cerebrales con posterioridad a la muerte. Por lo que a mí respecta, aún conservaba una curiosa noción tradicional del "alma" humana, y sentía cierto temor ante los secretos que podía revelar alguien que regresaba del reino de los muertos. Me preguntaba qué visiones podía haber presenciado este plácido joven, si volvía plenamente a la vida. Pero mi expectación no era excesiva, ya que compartía casi en su mayor parte el materialismo de mi amigo. Él se mostró más tranquilo que yo al inyectar una buena dosis de su fluido en una vena del brazo del cadáver, y vendar inmediatamente el pinchazo.

La espera fue espantosa, pero West no perdió el aplomo en ningún momento. De cuando en cuando aplicaba su estetoscopio al ejemplar y soportaba filosóficamente los resultados negativos. Al cabo de unos tres cuartos de hora, viendo que no se producía el menor signo de vida, declaró decepcionado que la solución era inapropiada; sin embargo, decidió aprovechar al máximo esta oportunidad y probar una modificación de la formula, antes de deshacerse de su macabra presa. Esa tarde habíamos cavado una sepultura en el sótano, y tendríamos que llenarla al amanecer, pues aunque habíamos puesto cerradura a la casa, no queríamos correr el más mínimo riesgo de que se produjera un desagradable descubrimiento. Además, el cuerpo no estaría ni medianamente fresco a la noche siguiente. De modo que trasladamos la solitaria lámpara de acetileno al laboratorio contiguo -dejando a nuestro mudo huésped a oscuras sobre la losa- y nos pusimos a trabajar en la preparación de una nueva solución, tras comprobar West el peso y las mediciones casi con fanático cuidado.

El espantoso suceso fue repentino y totalmente inesperado. Yo estaba vertiendo algo de un tubo de ensayo a otro, y West se encontraba ocupado con la lámpara de alcohol -que hacía las veces de mechero Bunsen en ese edificio sin instalación de gas- cuando de la habitación que habíamos dejado a oscuras brotó la más horrenda y demoníaca sucesión de gritos jamás oída por ninguno de los dos. No habría sido más espantoso el caos de alaridos si el abismo se hubiese abierto para liberar la angustia de los condenados, ya que en aquella cacofonía inconcebible se concentraba el supremo terror y desesperación de la naturaleza animada. No podían ser humanos -un hombre no es capaz de proferir gritos así- y sin pensar en el trabajo que estábamos realizando, ni en la posibilidad de que lo descubrieran, saltamos los dos por la ventana más próxima como animales despavoridos, derribando tubos, lámparas y matraces, y huyendo alocadamente a la estrellada negrura de la noche rural. Creo que gritamos mientras corríamos frenéticamente hacia la ciudad, aunque al llegar a las afueras adoptamos una actitud más contenida... lo suficiente como para pasar por un par de juerguistas trasnochadores que regresaban a casa después de una francachela.

No nos separamos, sino que nos refugiamos en la habitación de West, y allí estuvimos hablando, con la luz de gas encendida, hasta que amaneció. A esa hora nos habíamos serenado un poco discurriendo teorías plausibles y sugiriendo ideas prácticas para nuestra investigación, de forma que pudimos dormir todo el día, en lugar de asistir a clase. Pero esa tarde aparecieron dos artículos en el periódico, sin relación alguna entre sí, que nos quitaron el sueño. La vieja casa deshabitada de Chapman había ardido inexplicablemente, quedando reducida a un informe montón de cenizas; eso lo entendíamos, ya que habíamos volcado la lámpara. El otro informaba que habían intentado abrir la reciente sepultura de la fosa común, como hurgando en la tierra vanamente y sin herramientas. Esto nos resultaba incomprensible, ya que habíamos aplanado muy cuidadosamente la tierra húmeda.

Y durante diecisiete años West anduvo mirando por encima del hombro, y quejándose de que le parecía oír pasos detrás de él. Ahora ha desaparecido.

miércoles, 24 de junio de 2009

Encuentran El Arca De La Alianza ?? ...

El Patriarca copto ortodoxo de Etiopía, Abuna Paulos, aseguró hoy en Roma que "ha visto" el Arca de la Alianza y que su estado de conservación es "bueno".

Paulos así lo manifestó durante la presentación de la construcción en la ciudad santa etíope de Axum del "Museo del Arca de la Alianza", una iniciativa de su patriarcado y la fundación Chrijecllu, que preside el príncipe Makonnen Haile Selassie, nieto del último emperador de Etiopía (el Negus Haile Selassie).


"El Arca de la Alianza lleva tres mil años en Etiopía y continúa allí, adonde llegó por un milagro y donde permanecerá por la gracia de Dios", afirmó Paulos en una rueda de prensa.

El patriarca copto señaló que no podía decir donde se encuentra el Arca, pero sí asegurar que la ha visto y que es como está descrita en la Biblia.

"No está hecha con la mano del hombre, es algo que Dios bendijo para que sea así. La he visto con un sentimiento de humildad, no con orgullo, sino con ese sentimiento que se tiene cuando se va a la Iglesia, con humildad y sin arrogancia", afirmó el líder religioso.

Paulos agregó que el Arca es un objeto de culto, un objeto sagrado y que él sólo podía decir que lo ha visto y puede dar testimonio de ello.

Respecto al Museo, Paulos contó que estará construido en unos dos años y albergará los tesoros de arte de la zona de Axum y que una vez terminado será el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Etíope el que decida si se coloca o no en el mismo la supuesta Arca de la Alianza.

Paulos subrayó que ha invitado al papa Benedicto XVI a visitar Etiopía y la ciudad santa de Axum.

Según los coptos ortodoxos etíopes, el Arca de la Alianza, que la Biblia indica como el lugar donde se guardaban las Tablas de la Ley con los Diez Mandamientos, se encuentra custodiada en la catedral de Tsion Maryam, de Axum.

El Arca, siempre según la tradición ortodoxa etíope, fue llevada a Axum por el Emperador Menelik I, el legendario vástago que nació del encuentro entre el rey Salomón y la reina de Saba.

Según la tradición, el Arca es custodiada por un sacerdote descendiente directo de los levitas, la tribu de Israel responsable de su cuidado desde que fue construida para acoger los Diez Mandamientos, que es el único que puede tocarlo.

viernes, 24 de abril de 2009

Waffen SS ...



Las Waffen SS fue una organización de elite, dentro del gobierno Hitleriano, por lo tanto tenían equipamientos superiores al Heer (Ejército) o a algunos de los aliados, no es menos cierto que se comportaban con una brutalidad indescriptible. Tenían fuertes tendencias ideológicas, como ejemplo, "Panzer" Meyer, que combatió en la Leibstandarte y en la Hitler Jurgend se veía a sí mismo como un nuevo Sigfrido en un campo de batalla Wagneriano y que dicha visión permeabilizaba a sus subordinados.

El elitismo de las Waffen SS procede de la firme creencia en que eran biológica y políticamente superiores, algo en lo que les habían adoctrinado en escuelas no sólo militares (de las cuatro escuelas SS, sólo una era militar, dedicándose las otras de manera exclusiva a la formación política,mística y espiritual).

Aunque aborrecibles en su motivación, las Waffen SS me parecen un admirable ejemplo de en lo que se convierte una tropa convencida de su superioridad moral. Nadie puede dudar de su arrojo, valor, capacidad combativa y desprecio por el peligro, y el hecho de que en todas las batallas importantes del frente oriental, así como también en el Oeste desde la invasión de Normandía, el resultado hubiera sido muy distinto si no hubieran participado dos o más unidades de la Waffen SS.

Juramento de las SS: "Yo te juro, Adolf Hitler, Führer y Canciller del Reich, fidelidad y valor. Prometo obediencia hasta la muerte a ti y a los superiores por ti designados. Que Dios me ayude".



LA HISTORIA DE LAS WAFFEN SS

Desde los principios de la constitución del Partido Nazi NSDAP, antes de tomarse el poder, en sus años de formación, la elite del Partido conformo unidades especiales cuyo único propósito es la guarda y protección de sus líderes.

La primera de ellas se constituyo cuando los hombres de la Compañía 19 de Morteros, bajo el mando de Ernst Röhm, actúa como un cuerpo de guardia en las primeras reuniones de Adolf Hitler y otros miembros del Partido. Este primer grupo de hombres se constituyo como las SA, las cuales pronto empezaron a crecer.

Desde sus inicios Adolf Hitler las vio más como un problema, que como una herramienta útil. A medida que fueron creciendo Hitler ordeno la formación de una unidad especial de seguidores leales destinada a proteger a los líderes de la NSDAP. Esta unidad fue constituida bajo el mando
de Julius Schreck y Joseph Berchtold. Sin embargo a pesar de estar separada en sus funciones, seguía bajo el control de las SA. Para esta época se determino utilizar como insignia de esta unidad la Calavera o Totenkopf, sobre la gorra de los hombres, además de otra serie de elementos exclusivos de esta organización.

El 9 de Noviembre de 1923 esta unidad , además de las SA y otras de la NSDAP tomo parte en el fracasado Putsch de Munich contra la República de Weimar. Al fracasar el Putsch, Hitler fue arrestado con otros miembros del partido y la unidad oficialmente disuelta, así como las SA.

Las SA continuaron existiendo bajo el nombre de Frontbahn , liderada por Ernst Röhm. Las SA empezaron a crecer sustancialmente, desde 2000 en Noviembre de 1923 a 30000 en muy corto tiempo. Cuando Hitler fue liberado de la cárcel, se estableció una batalla por el manejo de las
SA entre Röhm y el; esto al final condujo al asesinato de Röhm, ordenado por Hitler posterior a la celebre Noche de los Cuchillos Largos, noche además durante la cual se inicio el asesinato de todas aquellas personas que pudieran representar algún día un problema para el futuro Führer; el 1 de julio de 1934, los hombres de las SS encabezados por Theodor Eicke, entran en la celda de Röhm en Munich y le disparan a quemarropa; dos días más tarde, el gabinete de Hitler paso una ley de un solo párrafo: " Se considera legalmente que las medidas tomadas el 30 de junio y el 1 y 2 de julio para suprimir las actividades traidoras fueron tomadas en defensa del estado en un momento de emergencia ".

Pronto Hitler ordeno la reorganización de su fuerza de adictos, por fuera del control de las SA, denominándolo para esa época como fuerza de choque o Schutzstaffel. Con la formación de esta fuerza conocidas posteriormente como las SS, vinieron a coexistir dentro de la NSDAP dos
organizaciones políticas paramilitares.

Después de la formación de las SS en 1925, estas pronto adquirieron una dinámica propia de crecimiento, derivándose de ella la creación de la más tarde conocida como unidades Leibstandarte de las SS. En 1933, ocho años después de la creación de las SS, ellas contaban con 50.000 miembros, es en la primavera de 1933 cuando se decide la creación de unidades de elite alrededor de las SS.
Esta elite de la elite, se convierte en un cuerpo especial de guardaespaldas, conformando una unidad como Guardia de Korps de Hitler; la cualsolo respondía a su mando.

Para aumentar la guardia personal de Hitler se envío a Berlín un selecto contingente de 120 hombres bajo el mando de un oficial de las SS bávaras, Josef Sepp Dietrich, quien más tarde seria comandante de la División Panzer Leibstandarte Adolf Hitler. A partir de entonces, cualquiera
que visitara al Führer tenia que pasar primero por el inflexible escrutinio de al menos tres miembros de esta Leibstandarte o guardaespaldas.

En 1933 se crean además dos nuevos Comandos Especiales (Sonderkommando) el de Zossen y el de Juterbog, estos dos funcionan como unidades de entrenamiento del localizado en Berlín.

En Septiembre de 1934 Hitler crea el ala militar del partido aprobando la formación de las SS Verfügungstruppe o SS-VT (tropas de servicios especiales), bajo sus ordenes directas. Pronto Himmler se decide a crear dos nuevos regimientos de las SS, el Germanía y Deutschland, que junto con la ya creada Leibstandarte Adolf Hitler, constituyeron la semilla de las futuras Waffen SS. Se elige para comandar esta fuerza a Paul Hausser como general de brigada, quien introdujo las innovaciones en entrenamiento y equipo, fue el impulsor del uniforme mimetizado, y supo inculcar a sus hombres muchas de las teorías nazis sobre la supremacía de los hombres arios y los subhumanos.

Un gran oficial de reclutamiento, Gottlob Berger, que tuvo que emplear la imaginación y los recursos inimaginables para lograr reclutar las fuerzas que se sacaron para completar las unidades de Waffen SS, que no tenían disposición de cupos de reclutamiento ordinario, como otros servicios de las fuerzas armadas, hizo que se echara mano a lo que había disponible: voluntarios extranjeros, arios primeros, nórdicos después, y al final pasando de todo, policías y personal de otra rama de la SS como la Totenkopfverbände, que entre otras tareas de seguridad interna (perseguir a los enemigos del Reich), tenían la de vigilancia de los campos de concentración de prisioneros políticos y los de exterminio, hasta con criminales convictos, con los que se formo las Brigadas, más tarde Divisiones, Dirlewanger y Kaminski.

Como la SS era una organización muy compleja, con distintas ramas, que abarcaban desde reservistas en el Reich a tiempo parcial, en tareas se seguridad o gendarmería, hasta unidades de policía (tanto la de seguridad como la de orden público), ya que a partir de principios de 1944 se
ordenó que todas las unidades de la Shutzpolizei debían vestir el uniforme de combate de la SS o llevar en su uniforme, en el bolsillo izquierdo, un escudo con las dos runas.

En Agosto de 1938 Hitler autoriza la motorización de sus preciadas SS. Con el fin de convertirla en una unidad de combate activo, el Führer las hace participar en la ocupación de Austria y en la de los Sudetes.

En Octubre de 1939 se autoriza la creación de las Divisiones de las SS, sujetas la Ejército a fin de evitar los recelos de los generales de la Wehrmacht; con los regimientos Deutschland, Germanía y Der Führer se crea la División SS Verfugugs. El Leibstandarte Adolf Hitler será reforzado y más tarde elevado al rango de división. Himmler da a sus unidades militares el titulo de Waffen SS, (Waffe en alemán es arma). En Marzo de 1940 Hitler autoriza la formación de cuatro nuevos batallones de artillería motorizada para unirlos a las Waffen SS y el Leibstandarte Adolf Hitler. En Mayo de 1940 encontramos las primera unidades de las Waffen SS encuadradas dentro de los ejércitos desplegados para invadir a Francia. Desde su constitución en 1940, hasta 1945, contó con 910.000 hombres con una formación militar de elite.

Las Waffen SS acarrearon gran parte de la mala fama de la organización madre, lo que no quita a que hubiera verdaderos comportamientos criminales entre sus miembros, desde el oficial que mandó fusilar prisioneros británicos en Merville (División Totenkopf) y Wormhoudt (División
Liebstandarte) en 1940, la masacre de civiles franceses en Oradour-Sur-Glane (División Das Reich), y el fusilamiento de prisioneros norteamericanos en Malmedy (División Leibstandarte),estas últimas en 1944, hizo que al acabar la guerra acarreasen la infamia de "carniceros" y asesinos. Dentro del aspecto puramente militar, es criticable el desprecio fanático a la vida en el cumplimiento de la misión, lo que hizo que la proporción de bajas entre las unidades Waffen SS de primera línea fuese escandaloso en comparación con otras unidades del Heer (Ejército), pues eran bajas que con una planificación más metódica se podían haber evitado, pues una de los obligaciones del soldado es preservar su vida para seguir combatiendo al día siguiente: la carga del 9º Batallón de Reconocimiento Blindado de la División Honnestauffen en el puente de Arnhen es uno de los ejemplos más típicos, pues supuso la destrucción de la unidad.

Algunas veces se cree que las Waffen SS son una cuarta rama de las Fuerzas Armadas Alemanas, Heer (Ejército), Luftwaffe (Fuerza Aérea), Kriegsmarine (Marina de Guerra) porque en el campo de batalla, estaba al mando directo del OKW (Comando de las Fuerzas Armadas), pero esta
creencia no es del todo correcta, porque el control estratégico lo mantenía la propia Waffen SS.

domingo, 19 de abril de 2009

Un experto habría encontrado la tumba de Cleopatra y Marco Antonio ...



Uno de los hallazgos más importantes de la historia podría ser anunciado próximamente, luego que el egiptólogo Zahi Hawass revelara que se conoce el lugar donde está sepultada Cleopatra y su amante Marco Antonio.

El experto, quien abrió la puerta al anuncio durante una conferencia arqueológica en Sudáfrica, afirmó que el 'descubrimiento podría ser aún más grande que cuando salió a la luz la tumba de Tutankamon', en declaraciones reproducidas por el periódico italiano la república.

El diario sudafricano 'The Star' también hace mención a las palabras de Hawass, quien dijo además que Cleopatra estaría sepultada junto al romano Marco Antonio, su amante, y que ambos cuerpos fueron encontrados en un templo llamado Tabusiris Magna, a unos 30 kilómetros de Alejandría,que en la Edad Media fue inundada, a causa de terremotos y marejadas.

Recién en 1996, exploradores submarinos, liderados por el arqueólogo francés Franck Goddio comenzaron a develar los secretos de la urbe.

El egiptólogo afirmó que 'el lugar es extremadamente sacro y por esa razón habría sido elegido para esconder a tan famosos personajes'.

El acceso a la tumba es complicado, agrega La Reppublica, ya que se encuentra unos 35 metros bajo tierra y con mucha agua alrededor. 'En estos momentos, la superficie está impregnada de agua por lo que los trabajos serán retomados en octubre', aseguró.

Entre las indicaciones que llevaron a Hawass a creer que se trata del templo donde está sepultada Cleopatra, está el descubrimiento de numerosas

monedas que tienen impreso el rostro de la faraona.

La última faraona egipcia

Cleopatra nació el año 69 antes de Cristo en Alejandría. Su inteligencia y no tanto su belleza, la llevaron a gobernar Egipto, tras la muerte de su padre, cuando apenas tenía 18 años.

Su hermano Ptolomeo, junto a su tutor Poteinos conspiraron en su contra, por lo que decidió huir a Siria, desde donde encabezó luego un ejército con el que volvió a recuperar su poder en Egipto.

Allí gobernó apoyada por el emperador romano Julio César, con quien tuvo una relación que no fue aceptada en Roma. Tras su muerte, Cleopatra encontró en Marco Antonio al protector que necesitaba y con quien reinó hasta perder el poder en la guerra con el imperio romano de Octavio.

Cleopatra murió el año 30 antes de Cristo, poco después de la muerte de Marco Antonio, quien creyéndola muerta, se clavó su propia espada.

ENP 001: La desaparición de SSIIAABB

En el primer capítulo de "El No Podcast" de La Matriz Secreta hablaremos de manera distendida de la desaparición de SSIIAABB alias...